Los delegados del gobierno y la oposición venezolana concluyeron ayer una accidentada ronda de diálogos que se vio afectada por un impase entre el gobierno de Nicolás Maduro y Noruega, que está actuando como mediador en el proceso, a raíz de unas controvertidas declaraciones de la Primera Ministra noruega sobre los derechos humanos en Venezuela.
Al final del encuentro las partes acordaron iniciar los contactos con actores políticos y sociales nacionales y extranjeros para constituir un mecanismo de consulta y participación dentro del proceso, dijo el jefe del equipo facilitador de Noruega, Dag Nylander, al leer el texto del comunicado conjunto.
«Se acercaron posiciones en la búsqueda de soluciones a los desafíos en materia social, económica y política», precisó Nylander, sin ofrecer mayores detalles de los puntos discutidos durante la tercera ronda.
Asimismo, las partes coincidieron en la necesidad de asegurar un enfoque de género en el desarrollo del diálogo y negociación, así como en los acuerdos, y se rechazaron los recientes incidentes de violencia en Chile contra migrantes venezolanos.
La lectura del comunicado a los medios se vio alterada por un hombre, cuya identidad se desconoce, que comenzó a gritar insultos en la entrada del hotel Sofitel, en el centro de la capital mexicana, donde estaba hablando Nylander junto a los jefes de las dos delegaciones. De inmediato algunos funcionarios de seguridad se abalanzaron sobre el hombre para detenerlo, una persona le colocó la mano en la boca para callarlo y luego lo introdujo en un vehículo particular que partió en pocos minutos.
Tras la lectura del escrito, el jefe de la delegación de la oposición, Gerardo Blyde, condenó la decisión de un tribunal venezolano que absolvió el lunes a un militar implicado en el asesinato del joven manifestante David Vallenilla, ocurrido en las protestas del 2017 en Venezuela, e indicó en su cuenta de Twitter que «esta es una muestra evidente de las razones por las que necesitamos un sistema de justicia independiente».
Cerca del mediodía la delegación oficialista arribó al hotel para reunirse con los representantes de la llamada «Plataforma Unitaria de Venezuela» y continuar los diálogos que se iniciaron la víspera. Las conversaciones entre las partes debieron iniciarse el 24 de septiembre, pero a última hora se anunció la suspensión de la sesión luego que los delegados del gobierno de Maduro postergaron para el sábado su arribo a la capital mexicana.
El jefe del equipo negociador del gobierno, Jorge Rodríguez, dijo el sábado a la prensa que el cambio en la fecha de llegada se debió a un impasse que surgió con Noruega a raíz de unas declaraciones que ofreció la primera ministra de ese país, Erna Solberg, durante la Asamblea General de las Naciones Unidas en las que cuestionó la situación de los derechos humanos en Venezuela.
Rodríguez dio por superado el impasse con el gobierno noruego luego que Nylander ratificó que mantendrían su imparcialidad durante las negociaciones.
«Lamentamos que la reciente declaración en la ONU pueda afectar la confianza en nuestro papel. Es fundamental que este proceso de negociación sea entre los venezolanos sin ninguna interferencia indebida», dijo a la prensa el facilitador noruego.
En medio de las tensiones que surgieron en el proceso, el equipo opositor descartó su retiro de los diálogos, y dijo en un comunicado que permanecería en México para avanzar en la conformación de la «Mesa de Atención Social» que se encargue de los programas de nutrición infantil, trasplantes y vacunación, entre otros puntos, y para abrir las discusiones sobre la construcción del sistema de justicia.
No fue sino hasta el domingo cuando los dos equipos negociadores iniciaron formalmente la tercera ronda para dialogar sobre el sistema de justicia y el «respeto a la institucionalidad establecida en la Constitución», y continuar las conversaciones sobre la «protección de la economía nacional y medidas de protección social al pueblo venezolano, incluyendo los Derechos Especiales de Giro dispuestos para tal fin por el Fondo Monetario Internacional», según informó Noruega en un comunicado.
Desde México se desconocía si finalmente se incorporó al equipo del gobierno el empresario colombiano Alex Saab, quien está detenido desde el año pasado en Cabo Verde a la espera de que la justicia de ese país decida si procede o no su extradición a Estados Unidos, donde enfrenta un proceso por presunto lavado de dinero. Rodríguez anunció a mediados de mes que Saab, a quien el gobierno venezolano identifica como un «enviado diplomático» que se encargaba de tramitar en el exterior las compras de alimentos para un programa estatal, se incorporaría a la mesa de diálogos, decisión que generó ruidos en el proceso.
Más tarde, al mencionar los nombres de los delegados de ambos bandos y sin aclarar si tuvo en efecto alguna participación a distancia, Maduro mencionó en un acto partidista transmitido por la televisión estatal que «allí se encuentra… Alex Saab Morán, rehén secuestrado en Cabo Verde».
Luego de la firma el 13 de agosto de un memorando de entendimiento, los delegados del gobierno y la oposición comenzaron formalmente los diálogos entre el 3 y 6 de septiembre. Durante las primeras deliberaciones se llegó un acuerdo parcial para atender las necesidades sociales de la población, con énfasis en los efectos de la pandemia del coronavirus.
«Yo creo que seguimos avanzando en México, hemos dado otro paso de diálogo, de entendimiento», dijo Maduro en sus declaraciones transmitidas por televisión. «¿Avanzando hacia dónde? Hacia una paz permanente, estable y profunda de Venezuela; hacia la estabilidad, hacia la reconciliación nacional, hacia el reencuentro entre venezolanos y venezolanas, hacia pasar la página de la conspiración y el llamado a intervención militar, invasiones».
Al igual que el proceso de 2019, Noruega participa como mediador mientras que Rusia y Holanda se desempeñan de acompañantes de las delegaciones de Maduro y la oposición liderada por Juan Guaidó.
El proceso de diálogo que se lleva adelante en México se ha convertido en la última esperanza de la comunidad internacional para avanzar hacia una salida pacífica y negociada de la crisis venezolana, la cual se profundizó en el último año debido a la pandemia. Ésta agravó la paralización económica, la hiperinflación de cuatro dígitos, la pobreza y el colapso del sistema de Salud.