El gobierno estadounidense está por anunciar medidas para mitigar los efectos del calor extremo, luego de un verano sofocante plagado por sequías e incendios forestales.
Bajo el plan a ser anunciado en las próximas horas, los departamentos de Trabajo y Salud, junto con otras dependencias federales, aplicarán medidas para reducir padecimientos ocasionados por el calor extremo y para salvaguardar la salud pública.
Gina McCarthy, asesora presidencial para temas climáticos, calificó el calor extremo de «asesino sigiloso» que afecta desproporcionadamente a los pobres, los ancianos y a los miembros de minorías étnicas. Si bien no es un fenómeno tan gráfico como un incendio forestal o un huracán, «el calor extremo es una amenaza significativa y real que tiene consecuencias letales», declaró McCarthy en una entrevista.
El anuncio surge en momentos en que el presidente Joe Biden negocia con líderes mundiales para tomar los próximos pasos contra el cambio climático.
En junio, una ola de calor exacerbada por el cambio climático agobió al noroccidente de Estados Unidos, causando cientos de decesos y entradas a las salas de emergencia. En Luisiana, más de un millón de personas, incluyendo la ciudad entera de Nueva Orleans, se quedó sin electricidad tras el impacto del huracán Ida el 29 de agosto. Por lo menos 12 de las 28 muertes ocasionadas por Ida en Luisiana respondían al calor, según autoridades locales.
Cono parte del plan, el Departamento del Trabajo tomará medidas para proteger a personas que trabajan al aire libre, como trabajadores agrícolas, de la construcción y mensajeros, así como los que laboran en espacios cerrados como fábricas, almacenes y cocinas.
Los campesinos y los albañiles son los más vulnerables a la insolación y otras afecciones relacionadas con el calor, indicó la Casa Blanca, aunque aclaró que otros trabajadores que carecen de maneras de controlar las temperaturas en su ambiente también corren peligro.