WASHINGTON (AP) — Un bando está entusiasmado con la perspectiva de la expansión del gobierno más grande desde el New Deal de hace casi un siglo. El otro teme que esa expansión tenga un costo enorme.
Son todos demócratas, que tienen posturas muy distintas respecto a un proyecto de gastos de 3.500 billones de dólares pendiente en el Congreso.
El proyecto enfrenta nuevamente a los moderados con los progresistas. La versión del proyecto de la cámara baja elaborada esta semana dio comienzo a una nueva etapa en el debate, que podría poner a prueba si los demócratas son capaces de hacer realidad sus promesas acerca de todo, desde la desigualdad económica hasta el cambio climático.
Cualquier tropiezo puede tener graves consecuencias en las elecciones de mitad de término del año que viene, cuando tratarán de impedir que los republicanos recuperen el control del Congreso. El proyecto final podría resultar insatisfactorio para los moderados si va demasiado lejos y para el ala izquierda del partido si considera que se queda corto en un momento clave en la historia del país.
“Es fundamental para los demócratas y para su mensaje de cara a las elecciones del año que viene”, expresó el exrepresentante Joe Crowley, demócrata de amplia trayectoria que en el 2018 fue derrotado sorpresivamente por la estrella progresista Alexandria Ocasio-Cortez en las primarias. “En un abrir y cerrar de ojos estamos en el 2022”.
Crowley dijo que “jamás tuve que lidiar” con un proyecto de billones de dólares “en mis 20 años en el Congreso. Es una suma enorme”.
Agregó que, “sea cual sea (el costo final), será algo histórico”.
Los republicanos se oponen a rajatablas al proyecto y los demócratas tienen por delante un camino muy sinuoso, tanto en la cámara baja, donde tienen una leve mayoría, como en el Senado, donde las fuerzas están divididas por igual.
Muchos demócratas están de acuerdo con los objetivos de la legislación, incluida la expansión del seguro médico del estado y la creación de caminos para que millones de inmigrantes sin permiso de residencia puedan sacar la ciudadanía. Pero hay grandes diferencias en torno cuánto y cómo se debe pagar por estas iniciativas.
Dos senadores demócratas, Joe Manchin y Kyrsten Sinema, dicen que 3.500 billones es demasiado.
En la Cámara de Representantes, los demócratas proponen un impuesto a las empresas de un 26,5%, inferior al propuesto por Biden, de 28%. Manchin plantea menos todavía, un 25%.
También hay diferencias en relación con los impuestos que deben pagar los ricos y las personas de ingresos altos en general.
Biden analizó el tema el jueves con los líderes de ambas cámaras, Nancy Pelosi (Representantes) y Chuck Schumer (Senado). La Casa Blanca dijo que estuvieron de acuerdo en que “lo justo es” que el proyecto de gastos se financie “eliminando las reducciones impositivas a los ricos y a las grandes empresas dispuestas bajo el gobierno de (Donald) Trump”.
Algunos analistas dicen que los demócratas pueden espantar votos si van demasiado lejos con el proyecto. “Hay gente que enfrenta elecciones reñidas que sencillamente no puede promover ciertas ideas que sí son aceptables para otros que no corren peligro”, señaló Will Marshall, presidente del Instituto de Políticas Progresistas, un centro de estudios de centro con sede en Washington.
Joseph Geevarghese, director ejecutivo de la agrupación progresista Our Revolution, sin embargo, replicó que “sería muy problemático para el presidente decir ‘ganamos las dos cámaras y la Casa Blanca, (pero) no pudimos darles una mejor cobertura médica ni hacer cambios transformadores respecto al clima’”.
“No va a ser posible explicarle eso a la gente”, sostuvo Geevarghese. “Y sería algo que acarrearía consecuencias”.
Los demócratas ya experimentaron choques entre moderados y progresistas en el comienzo de las primarias del 2020, en que Biden y Bernie Sanders fueron las figuras más prominentes de ambos bandos. Y al final de cuentas, el partido se alineó detrás de Biden, que parecía quien más posibilidades tenía de derrotar a Trump.
Biden mantuvo al partido unido adoptando varias medidas progresistas, pero ha resistido algunos de sus objetivos más ambiciosos, como un seguro médico universal.
Habrá que ver si logrará mantener ese delicado equilibrio entre las fuerzas de su partido. Elementos progresistas ya han montado protestas frente a las oficinas de figuras moderadas como Manchin.
Se definen como “el tea party de la izquierda”, aludiendo al movimiento que radicalizó a la derecha hace algunos años.
Sanders, quien preside la comisión presupuestaria del Senado y es una figura clave en este proceso, dice que los progresistas ya cedieron demasiado y que no aceptará más recortes en el presupuesto.