Tras enviar a prisión a un grupo de funcionarios de un importante sindicato estadounidense, la fiscalía está compartiendo información adicional con un monitor designado por la corte que tiene autoridad para investigar otros problemas dentro de la organización gremial.
El monitor independiente, Neil Barofsky, puede investigar y presentar cargos disciplinarios internos contra el United Auto Workers, dijo la fiscalía.
Un juez dio el paso inusual de darles a los fiscales permiso para compartir materiales del jurado investigador y solicitudes selladas de órdenes de allanamiento. La fiscalía dijo que el personal del monitor se ha reunido con personas que cooperaron con los agentes en la investigación penal.
La revelación fue hecha en una declaración de la fiscalía de Detroit sobre los esfuerzos en curso para limpiar el UAW luego que una decena de fallos de culpabilidad expusieron la corrupción a los mayores niveles del sindicato y enviaron a prisión a dos de sus presidentes, Gary Jones y Dennis Williams.
«El monitor busca colectar información adicional con el propósito de decidir si son necesarios cargos disciplinarios internos contra cualquier miembro o funcionario del UAW», dijeron los fiscales.
El vocero sindical Brian Rothenberg dijo que la organización está cooperando con Barofsky para cumplir con las cláusulas del acuerdo de supervisión.
Jones y Williams gastaron dinero del UAW en cenas y alcohol, viajes de golf y casas de vacaciones en California. Separadamente, vicepresidentes del sindicato y funcionarios de Fiat-Chrysler se robaron dinero de un centro conjunto de entrenamiento, pagando incluso por la hipoteca de un ejecutivo de UAW que negoció contratos a nombre de los trabajadores de la compañía.
Erik Gordon, un empresario y profesor de derecho en la Universidad de Michigan, dijo que está claro que la fiscalía piensa que hay más por desentrañar.
«Para reformar el UAW y devolverlo a sus elevados propósitos, el gobierno necesita prohibir conductas indebidas que pudieran no ser un delito demostrable», dijo.
Los trabajadores, por ejemplo, pudieran quejarse de que fueron intimidados para que donasen dinero a organizaciones caritativas o causas conectadas con un jefe sindical, dijo Gordon.