Foto: La Hora/AP

KABUL/AP

Al menos un soldado afgano murió el lunes por la mañana en un tiroteo a las puertas del aeropuerto internacional de Kabul, según las autoridades alemanas. Se trata de un nuevo incidente en medio de los accidentados esfuerzos occidentales por evacuar a personas que huyen de los talibanes.

Los disparos en el aeropuerto se produjeron mientras el Talibán enviaba combatientes al norte para hacer frente a una rebelión contra los insurgentes, que conquistaron Afganistán este mes en una ofensiva relámpago.

El Talibán dijo que había retomado tres distritos capturados por sus rivales el día anterior y que había rodeado Panjshir, la última provincia fuera de su control.

Las fuerzas de seguridad afganas se desmoronaron ante el avance Talibán pese a 20 años de asistencia, formación y ayuda occidental. Decenas de miles de afganos han intentado huir del país desde entonces por temor a que regrese el régimen brutal que impusieron los talibanes la última vez que gobernaron Afganistán.

Eso ha provocado escenas de caos en el aeropuerto de Kabul, la principal ruta para salir del país y donde algunos soldados afganos asisten a los esfuerzos occidentales de evacuación.

La balacera del lunes por la mañana ocurrió cerca de la puerta norte del aeropuerto, el mismo lugar donde siete civiles afganos murieron el sábado en una estampida de una multitud en pánico. No estaba claro quién había disparado ni las circunstancias del tiroteo.

Sin embargo, el Ejército alemán tuiteó que un miembro de las fuerzas de seguridad afganas había muerto y tres resultaron heridos por “atacantes desconocidos”. Más tarde aclaró que se refería a “miembros del Ejército afgano” que participaban en la seguridad del aeropuerto.

Emergency, una organización humanitaria que gestiona hospitales en Afganistán, dijo que había atendido a seis pacientes con heridas de bala del aeropuerto. Ninguno corría peligro de muerte.

El Ejército estadounidense y la OTAN no mencionaron el incidente en un primer momento. Tampoco el Talibán hizo comentarios al respecto.

Las trágicas escenas en torno al aeropuerto han consternado al mundo, después de que miles de afganos acudieran al lugar la semana pasada. En el caos, algunas personas murieron tras aferrarse a un avión C-17 estadounidense que despegaba en la pista. Al menos siete personas murieron ese día, además de los siete fallecidos el domingo.

Los talibanes culpan a la caótica evacuación del Ejército estadounidense y afirman que los afganos no tienen por qué huir. Han prometido llevar paz y seguridad tras años de guerra y afirman que no se vengarán de aquellos que trabajaron con Estados Unidos, la OTAN y el derrocado gobierno afgano.

Sin embargo, sus combatientes han reprimido protestas con violencia y golpeado a la gente con porras en su intento de controlar la multitud ante el perímetro del aeropuerto.

En los últimos días se han reportado ataques de talibanes contra antiguos enemigos. No estaba claro si los líderes insurgentes decían una cosa y hacían otra distinta o si los ataques eran iniciativas de los combatientes.

Mientras continuaba la evacuación por aire, el gobierno estadounidense activó el programa Flota Aérea de la Reserva Civil y solicitó 18 aviones a aerolíneas estadounidenses para ayudar en el transporte de refugiados afganos y su evacuación a otros países. El programa voluntario, creado tras el puente aéreo durante el bloqueo de Berlín, aumenta la capacidad militar en tiempos de crisis.

Por otro lado, en Afganistán, el Talibán ha encontrado una limitada resistencia armada de los combatientes en la provincia de Baghlan, unos 120 kilómetros (75 millas) al norte de Kabul. Los combatientes antitalibanes afirmaron haber controlado tres distritos en el valle de Andarab el domingo, pero el Talibán dijo el lunes que los había expulsado durante la noche.

El vocero talibán Zabihullah Mujahid dijo que las fuerzas del grupo también han rodeado la cercana Panjshir, la única de las 34 provincias afganas que aún no ha está en su poder.

Varios oponentes de los talibanes se han congregado allí, como Amrullah Saleh, vicepresidente del gobierno derrocado y que afirma ser presidente en funciones. Ahmad Massoud, hijo del comandante asesinado de las milicias de la Alianza del Norte que se aliaron con Estados Unidos para expulsar al Talibán del poder en 2001, se encuentra también en Panjshir.

En entrevistas con medios árabes durante el fin de semana, Massoud dijo que sus combatientes resistiría cualquier intento de tomar la provincia por la fuerza, pero estaban abiertos a dialogar con el Talibán.

Mujahid, portavoz talibán, dijo que por el momento no se habían producido combates en Pankshir y que su grupo buscaba una “solución pacífica” al pulso.

Artículo anteriorPacquiao pondera retiro tras derrota; con todo a la política
Artículo siguiente«Free Guy» vuelve a liderar taquilla de EE. UU. y Canadá