China ahora les permitirá a las familias tener tres hijos, en un intento por evitar una crisis demográfica que le prive de crecimiento económico o influencia geopolítica.
La legislatura nacional enmendó la Ley de Planificación Familiar como parte de un viejo intento del Partido Comunista de decidir el tamaño de las familias de la nación acorde con sus lineamientos políticos. La reforma ocurre apenas seis años después de la reforma anterior.
Desde los años ochenta, China permitió a las familias solo un hijo, de lo contrario sufrirían multas o pérdida del empleo. La norma llevó una gran cantidad de abusos, incluyendo abortos forzados. El carácter machista y patriarcal de la sociedad china llevó a que muchas familias mataran a las bebés hembras, por lo cual hoy en día existe un enorme desequilibrio entre los dos sexos.
Las normas fueron modificadas por primera vez en el 2015, cuando se les permitió a las familias tener dos hijos, ante la evidencia de las consecuencias que tendría una tasa de natalidad negativa. El temor es que la sociedad china envejecerá antes de volverse rica.
China durante mucho tiempo se enorgullecía de su política de un solo hijo por familia, afirmando que logró evitar 400 millones de nacimientos en el país más poblado del mundo, ahorrando recursos y acelerando el crecimiento económico.
Sin embargo, la tasa de natalidad de China — parecido a lo que ocurre en Corea del Sur, Tailandia y otros países asiáticos — ya estaba en descenso antes de la política de un solo hijo. El promedio de hijos por cada madre disminuyó de seis en los sesenta a menos de tres en los ochenta, según el Banco Mundial.