El retorno al poder del Talibán en Afganistán ha dado más urgencia a la próxima visita de la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris al sudeste asiático, donde intentará calmar las dudas de los aliados sobre la firmeza norteamericana tras el caótico fin de la guerra.
El viaje, que comienza el viernes e incluye paradas en Singapur y Vietnam, ofrecerá una plataforma para que Harris afiance su protagonismo en el ámbito de las relaciones internacionales. Allí ella tendrá la oportunidad de argumentar a favor de los principios declarados por el gobierno del presidente Joe Biden, como la defensa de los derechos humanos. Ello ha cobrado inusitada importancia ahora que la suerte de las mujeres y niñas de Afganistán está en duda con los talibanes nuevamente en el poder.
Pero existen también riesgos significativos. Harris, quien fue fiscal distrital y senadora, tiene escasa experiencia en el ámbito de las relaciones internacionales y la diplomacia. Su presencia en Vietnam podría provocar comparaciones indeseadas entre la humillante retirada de las fuerzas estadounidenses allí en 1975 y la caótica salida de Afganistán. Y todo esto está ocurriendo en el patio trasero de China, cuyo auge geopolítico tiene preocupados a los jerarcas de Washington.
«Está entrando en un avispero, tanto por lo que está pasando en Afganistán como el desafío de China, que afecta de sobremanera a la realidad en Vietnam», estimó Brett Bruin, quien fue experto en políticas internacionales para la presidencia de Barack Obama y ha sido diplomático por muchos años.
«En el mejor de los casos, es como caminar por una cuerda floja. En el peor de los casos, es como caminar por una cuerda floja llevando a un elefante. Hay una gran cantidad de temas que ella tendrá que enfrentar desde el mismo momento en que aterrice su avión», añadió Bruin.
Harris tuvo algunas dificultades en su primer periplo al extranjero como vicepresidenta, cuando fue a Guatemala y México en junio. Su súplica enfática a los migrantes que dejen de venir a Estados Unidos enfureció al ala progresista del Partido Demócrata sin evitar las diatribas de los republicanos derechistas que insisten en que el gobierno no está deteniendo la inmigración ilegal.
Harris tendrá una nueva oportunidad de dejar su imprenta en el mundo de la política internacional cuando llegue a Singapur, el ancla de la presencia naval estadounidense en el sudeste asiático.