Las temperaturas aumentaban nuevamente ayer en Portland, Oregon, y en Seattle, cuando una ola de calor azota el noroeste de Estados Unidos y los meteorólogos dicen que el humo de los incendios forestales será un problema todo el fin de semana.
Una alerta de calidad del aire fue emitida hasta el sábado por la noche para gran parte del noroeste del estado de Washington debido a humo proveniente de incendios en Columbia Británica, Canadá y el este de Washington. Sin embargo, los meteorólogos dijeron que la capa de humo pudiera hacer bajar ligeramente las temperaturas.
El jueves en Portland, la temperatura llegó a 39 Celsius (103 Fahrenheit) y en Seattle las temperaturas rebasaron 32 Celsius (90 F). En Bellingham, Washington, el termómetro marcó 38 C (100 F) por primera vez en la historia. Es la segunda ola de calor grande en menos de un mes en una región donde no muchos tienen aire acondicionado. Calor récord a finales de junio causó centenares de muertes en el estado de Washington, Oregon y Columbia Británica.
Un análisis científico detallado concluyó que el calor en junio era virtualmente imposible sin los cambios climáticos causados por la actividad humana. El meteorólogo Jeff Masters, de Yale Climate Connections, dijo que se necesitaría un estudio similar con otra solas de calor, pero agregó que existe una conexión general entre el calentamiento global y el empeoramiento de las olas de calor.
«Si se incrementa la temperatura base, hay mayores probabilidades de calor extremo», dijo Masters, cofundador de la compañía privada Weather Underground.
Gran parte del noroeste estaba bajo alerta de calor intenso hasta el sábado por la noche. El Servicio Nacional de Meteorología dijo que había también avisos y advertencias de calor desde el centro al noreste del país y el Atlántico medio hasta al menos el viernes por la noche.
La gobernadora de Oregon, Kate Brown, declaró el estado de emergencia y activó un centro de operaciones de emergencias. Los gobiernos municipales y de condados abrieron sitios para refrescarse, extendieron los horarios de las bibliotecas públicas y suspendieron las tarifas de los autobuses para aquellos que se dirigen a los refugios para refrescarse. Una línea telefónica estatal de ayuda estará disponible 24 horas al día para dar direcciones hacia el sitio de refrescarse más cercano y ofrecer otras recomendaciones contra el calor.