Docenas de mujeres han descrito espantosas agresiones sexuales de soldados etíopes y fuerzas aliadas en el conflicto de Tigray, en Etiopía, según un reporte de Amnistía Internacional publicado hoy. Su investigadora describió como impactante cómo los responsables parecieron actuar sin temor a ser castigados por sus comandantes.
«Desde el principio, a todas estas fuerzas, en todas partes y durante un largo periodo de tiempo, les pareció perfectamente bien cometer estos crímenes porque claramente pensaban que podían hacerlo con impunidad, nada se lo impedía», dijo Donatella Rovera a The Associated Press.
La investigadora declinó especular sobre si algún líder había dado autorización para las violaciones, que según el informe pretendía humillar a las mujeres en particular y a su grupo étnico de Tigray en general. En sus años de trabajo investigando atrocidades en todo el mundo, señaló Rovera, estas estaban entre las peores.
Los centros de salud en Tigray documentaron más de 1.200 casos de violencia sexual sólo entre febrero y abril, dijo Amnistía. Nadie conoce el alcance real del problema en los nueve meses de conflicto, ya que la mayoría de los centros sanitarios de la región de 6 millones de personas fueron saqueados o destruidos.
Las cifras son probablemente «una pequeña parte» de la realidad, dijo AI. La organización entrevistó a 63 mujeres y trabajadores sanitarios.
Una docena de mujeres describieron cómo las habían retenido durante días o semanas mientras sufrían reiteradas violaciones, por lo general de varios hombres. Y 12 de las mujeres dijeron haber sido violadas delante de familiares. Cinco mujeres dijeron estar embarazadas en el momento del ataque. Dos dijeron que les habían metido clavos, gravilla y metralla en las vaginas.
«No sé si se daban cuenta de que yo era una persona», dijo una mujer a Amnistía, que describió cómo fue atacada en su casa por tres hombres. En ese momento estaba embarazada de cuatro meses.
AP ha hablado por separado con varias mujeres que dijeron haber sufrido violaciones en grupo de combatientes aliados con el Ejército etíope, en especial soldados de la vecina Eritrea, pero también combatientes de la región vecina de Amhara.
Amnistía no ha recibido acusaciones contra las fuerzas de Tigray, que recuperaron el control de buena parte de la región a finales de junio y desde entonces se han internado a las regiones de Amhara y Afar en lo que describen como un intento de romper el bloqueo a su tierra y presionar al primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, para que renuncie.
Aunque las tropas etíopes y sus aliados se retiraron de buena parte de Tigray en junio, algunas fuerzas permanecen en Tigray, y el gobierno etíope básicamente abandonó su cese el fuego unilateral el martes cuando Abiy llamó a combatir a todos los ciudadanos capaces de hacerlo.
El reporte de Amnistía pedía que se exigieran responsabilidades por la violencia sexual en el conflicto, y señaló que la violación y la esclavitud sexual son crímenes de guerra. Muchas mujeres en Tigray viven ahora con las consecuencias físicas y mentales de los ataques, como infecciones de VIH y hemorragias continuadas, indicó el grupo.
El gobierno de Etiopía no ha respondido al reporte, dijo Rovera. Un vocero de la fiscalía del país no respondió el miércoles a una petición de información sobre investigaciones al respecto.
El gobierno indicó este año que tres soldados habían sido condenados y otros 25 estaban acusados de violación y otros delitos de violencia sexual. Pero Amnistía dijo que no se había dado información sobre esos juicios ni sobre otras medidas para llevar a los responsables ante la justicia.
El gobierno etíope no ha permitido el acceso de investigadores de derechos humanos a la región de Tigray, aunque hay una investigación conjunta sobre supuestas atrocidades en marcha de la oficina de derechos humanos de Naciones Unidas y la Comisión de Derechos Humanos de Etiopía.