Un tribunal de Bielorrusia declaró culpable a un periodista de haber insultado al presidente en mensajes enviados a un grupo de chat que luego fue eliminado y lo sentenció a un año y medio en prisión, informó la Asociación Bielorrusa de Periodistas.
El veredicto contra Siarhei Hardziyevich, de 50 años, es parte de una enorme campaña que las autoridades bielorrusas han emprendido contra los medios de comunicación independientes y los defensores de derechos humanos.
Hardziyevich fue declarado culpable el lunes de insultar al presidente y de difamar a los policías, de acuerdo con la asociación. La corte también le impuso una multa de 1,600 dólares.
Los cargos contra el periodista de Drahichyn, una ciudad ubicada a 300 kilómetros (185 millas) al sureste de la capital Mink, fueron presentados debido a los mensajes enviados a un grupo en la aplicación Viber, el cual fue eliminado el año pasado.
Hardziyevich, que trabajaba para un popular medio local, The First Region, asegura ser inocente. Su equipo de defensa exigió que se retiraran los cargos debido a una falta de evidencia y porque era imposible establecer un delito.
«No tengo nada que ver con estos delitos, no me considero culpable», dijo Hardziyevich en su discurso ante la corte antes del veredicto.
El centro de derechos humanos Viasna declaró que el periodista era un prisionero político.
Las autoridades bielorrusas han incrementado la presión sobre las organizaciones no gubernamentales y los medios independientes en las últimas semanas, realizando más de 200 redadas a oficinas y apartamentos de activistas y periodistas tan sólo en julio, de acuerdo con Viasna.
El autoritario presidente Alexander Lukashenko ha prometido que seguirá con lo que describió como una «operación de limpieza» contra activistas de la sociedad civil a los que criticó por ser «delincuentes y agentes extranjeros».
Las protestas contra Lukashenko comenzaron en agosto de 2020 tras unas elecciones para un sexto mandato que la oposición y países de Occidente consideran amañadas. El presidente respondió a las protestas con una enorme represión que resultó en 35,000 personas detenidas y miles que fueron golpeadas por la policía.
Un total de 29 periodistas bielorrusos siguen detenidos esperando su juicio o cumpliendo sus sentencias.