Acompañada por su padre, Gloria Raudjarv, de 13 años, acudió a un centro de vacunación dentro de un pabellón deportivo en la segunda ciudad más grande de Estonia y una enfermera le aplicó la vacuna contra el COVID-19.
Hasta ahora, casi la mitad de los adolescentes de Tartu de 12 a 17 años ya han recibido su primera vacuna, y las autoridades de salud locales buscan llegar al 70% para cuando se reanude la escuela el 1 de septiembre.
«Tengo muchas ganas de ir a la escuela ya, hemos estado aprendiendo a distancia durante tanto tiempo», dijo la niña.
Dos meses después de que la Agencia Europea de Medicamentos (EMA por sus siglas en inglés) recomendara que la vacuna contra el coronavirus fabricada por Pfizer-BioNTech se ampliara a niños de 12 a 15 años, se están observando grandes disparidades en el acceso a la vacunación entre los jóvenes de toda Europa. La semana pasada, la EMA también aprobó la vacuna fabricada por Moderna para el mismo grupo de edad.
Mientras que países como Estonia, Dinamarca y Francia están alentando activamente a las familias a vacunar a sus hijos antes de que comience el nuevo año escolar, otros como Suecia y el Reino Unido aún no han comenzado las vacunaciones para los menores de 18 años.
La Organización Mundial de la Salud ha dicho que los niños no son una prioridad para la vacunación debido a los suministros globales extremadamente limitados y al hecho de que enfrentan un riesgo menor de enfermar gravemente y morir. La OMS ha instado a los países ricos a dejar de vacunar a los niños y donar sus dosis a países en desarrollo.
Pero la variante delta, que es más contagiosa, está acelerando las infecciones incluso cuando las tasas de vacunación aumentan entre los adultos en Europa, y existe el temor de que los jóvenes ahora aceleren la propagación del virus.
Maria Theodoridou, directora del Comité Nacional de Vacunación de Grecia, dijo que se ha observado un aumento significativo en las últimas semanas en Grecia de casos positivos en niños y adolescentes.
La vacunación sigue siendo voluntaria para los niños en Europa, pero en Dinamarca, donde más de un tercio de todos los niños de 12 a 15 ya están recibiendo su primera dosis, los funcionarios de salud esperan que los padres cedan a las recomendaciones para que todos se vacunen antes de regresar a clases.
En Francia, donde un tercio de todos los niños de 12 a 17 años han recibido al menos una inyección, el ministro de educación provocó críticas esta semana por anunciar que a partir de septiembre, los estudiantes no vacunados de ese grupo de edad serían enviados a casa si alguien en su salón tiene COVID-19.
Los críticos dijeron que esto crearía un sistema educativo de dos niveles y discriminaría injustamente a los niños cuyos padres están en contra de las vacunas. La OMS ha dicho que los niños no necesitan ser vacunados mientras los adultos en riesgo que los rodean, incluidos los maestros y los padres, estén protegidos.
En Estados Unidos solo una cuarta parte de los menores de 12 a 15 que tuvieron acceso a la vacuna de Pfizer a partir de mayo ya recibieron su segunda dosis, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. En el grupo de 16 a 17 años, un 37% están completamente vacunados.
En Estonia, donde las campañas de vacunación juvenil están a cargo de los municipios, el rápido despliegue en Tartu se atribuye a una sólida campaña de divulgación a través de escuelas y redes sociales, procedimientos de registro sencillos y una población educada. Tartu es una ciudad universitaria y de investigación.
Para los propios adolescentes, se trata principalmente de volver a ver a sus amigos.