Tropas tunecinas rodearon el Parlamento e impidieron que el Presidente de la cámara accediera al edificio, después de que el Presidente del país suspendiera la legislatura y destituyera al Primer Ministro tras violentas protestas en todo el país por las dificultades económicas y la crisis del coronavirus.
Los manifestantes celebraron el domingo por la noche la decisión del presidente, Kais Saied, con gritos de alegría, bocinas de autos y banderas tunecinas. Sin embargo, sus detractores le acusaron de acaparar poder y amenazar la joven democracia tunecina. Aliados occidentales del país expresaron su preocupación.
La policía intervino hoy para impedir choques ante el edificio del Parlamento entre legisladores del partido islamista Ennahdha, que domina la Asamblea de Representantes del Pueblo de Túnez, y los manifestantes partidarios del Presidente. Ambos bandos gritaron y se arrojaron algunas piedras, según un reportero de Associated Press y videos difundidos en internet.
Las fuerzas de seguridad también actuaron hoy en las oficinas de la televisora Al Jazeera y ordenaron su cierre, según dijo la cadena con sede en Qatar en su página de Facebook. En un primer momento no estaba claro el motivo.
La suspensión del Parlamento estaba entre las demandas de las miles de personas que desafiaron las restricciones del virus y el calor abrasador para manifestarse el domingo en la capital, Túnez, y otras ciudades. La multitud, en su mayoría joven, exclamó «¡Fuera!» y lemas pidiendo la disolución del parlamento y elecciones anticipadas. Se produjeron choques violentos en muchos lugares.
La economía tunecina lleva años en crisis y el país reintrodujo hace poco las cuarentenas y otras restricciones para combatir el virus, en medio de uno de los peores brotes de COVID-19 del continente africano.
El Presidente justificó su decisión por el riesgo de incidentes violentos. «Hemos tomado estas decisiones (…) hasta que regrese la paz social a Túnez y hasta que salvemos el estado», dijo en una comparecencia televisiva de estilo militar.
El Presidente del Parlamento y líder de Ennahdha, Rached Ghannouchi, intentó entrar en el recinto durante la noche pero policías y militares que rodeaban el lugar se lo impidieron. El auto de Ghannouchi estaba estacionado ante el edificio el lunes por la mañana. No estaba claro cuáles serían sus siguientes pasos.
Ghannouchi describió la decisión del presidente como «un golpe contra la constitución y la revolución (de la Primavera Árabe)» e insistió en que la Asamblea seguiría operando.
Saied defendió el lunes su decisión en un comunicado y afirmó que había actuado de acuerdo a la ley.
Durante la noche visitó a los manifestantes en la principal avenida de la capital, la avenida Bourguiba, epicentro de las manifestaciones masivas que expulsaron al líder autócrata de Túnez en 2011 y desencadenaron varios alzamientos en el mundo árabe.
El Presidente advirtió contra alteraciones del orden público y amenazó a los alborotadores con fuertes sanciones
El mandatario citó un artículo de la Constitución que le permite tomar «medidas excepcionales en caso de peligro inminente que amenace a las instituciones de la nación y la independencia del país, y socave el funcionamiento normal de los poderes públicos».
La medida le permite asumir el poder ejecutivo y suspender las sesiones parlamentarias durante un tiempo indeterminado hasta que pueda restaurarse «el funcionamiento normal de las instituciones».
Sin embargo, Ghannouchi dijo que el Presidente no había consultado con él y con el Primer Ministro como requiere el artículo. Los tres han chocado en el pasado.
Otras personas dentro y fuera del país criticaron la decisión del presidente.
El expresidente Moncef Marzouki pidió diálogo político. «Esta noche hemos dado un enorme salto hacia atrás, hemos vuelto a la dictadura», dijo en un video difundido en Facebook.
La Comisión Europea hizo un llamado a la calma. «Pedimos a todas las partes en Túnez que respeten la Constitución, sus instituciones y el Estado de Derecho. También les pedimos que mantengan la calma y eviten recurrir a la violencia, para preservar la estabilidad del país», indicó en un comunicado por escrito la vocera de la Comisión Europea Nabila Massrali.
El gobierno de Turquía, por su parte, expresó su «profunda preocupación» por la suspensión de la actividad parlamentaria en Túnez y dijo confiar en que la «legitimidad democrática» se restaurase con prontitud.
Un comunicado del Ministerio turco de Exteriores describió a Túnez como «una historia ejemplar de éxito en términos de proceso democrático», y dijo que era imperativo preservar sus «logros democráticos». El alzamiento tunecino de 2011 se describe a menudo como el único caso de éxito de las protestas de la Primavera Árabe.