El Papa Francisco celebró ayer la primera Jornada Mundial de los Abuelos y Elos Mayores organizada por iniciativa suya.
El Pontífice pidió una ronda de aplausos de parte de los feligreses en la Plaza de San Pedro y exhortó a la gente de todo el mundo a estar en contacto con las generaciones de adultos mayores.
Originalmente se tenía previsto que Francisco presidiera una Misa en honor de los abuelos en la Basílica de San Pedro, pero finalmente le encargó esa labor al arzobispo Rino Fisichella, tres semanas después que el Pontífice fuera dado de alta del hospital tras una cirugía del colon.
«Abuelos y nietos, los ancianos y los jóvenes juntos mostraron una de las facetas hermosas de la Iglesia, y mostraron la alianza entre las generaciones», manifestó el papa en declaraciones improvisadas desde una ventana que da a la plaza.
«Para festejar este día, invito a celebrar en cada comunidad con visitas a los abuelos y los ancianos, a los que están más solos, para llevarles mi mensaje, inspirado por Jesús: ‘Yo estoy contigo todos los días'».
Dijo que, así como los ancianos necesitan a los jóvenes, los jóvenes necesitan a los ancianos, «especialmente en esta cultura del descarte».
«Los abuelos tienen la savia de la historia, que sube y fortalece al árbol para que crezca», señaló Francisco.
Si los jóvenes y los ancianos no se reúnen y hablan, «la historia no avanza, la vida no avanza. Necesitamos resumir esto: Es un desafío para nuestra cultura. Los abuelos tienen derecho a soñar mientras observan a los jóvenes, y los jóvenes tienen el derecho a profetizar tomando savia de los abuelos», manifestó.
Durante la tradicional bendición dominical, el Papa también recordó a las víctimas de las inundaciones en China y ofreció su bendición a los Juegos Olímpicos de Tokio.