En esta imagen de archivo, Suhail Shaheen, vocero de los talibanes durante una conferencia de prensa. Foto La Hora/AP/Alexander Zemlianichenko.

Los talibanes dicen que no quieren monopolizar el poder, pero insisten en que en Afganistán no habrá paz hasta que en Kabul haya un nuevo gobierno negociado y que el presidente, Ashraf Ghani, abandone el cargo.

En una entrevista con The Associated Press, el vocero de los talibanes, Suhail Shaheen, quien también forma parte del equipo negociador del grupo, expuso la posición de los insurgentes con respecto a lo que debería pasar en un país al borde del precipicio.

En las últimas semanas, los talibanes han capturado territorios rápidamente, tomaron cruces fronterizos estratégicos y amenazan a varias capitales de provincia, mientras los últimos soldados de Estados Unidos y la OTAN abandonan el país. Esta semana, el principal mando militar estadounidense, el general Mark Milley, dijo en una conferencia de prensa en el Pentágono que los talibanes tienen un «impulso estratégico» y no descartó que tomen el poder por completo. Pero esto no es inevitable, añadió.

El recuerdo de la última vez que los talibanes ostentaron el poder hace unos 20 años atrás, cuando aplicaron una forma dura de islam que negaba la educación a las niñas e impedía trabajar a las mujeres, ha avivado el temor a su regreso entre muchos. Los afganos que pueden permitírselo están solicitando en masa visas para salir del país por temor a una violenta caída en el caos. La retirada de Washington y la OTAN está completa a más del 95% y debe terminar el 31 de agosto.

Shaheen afirmó que los talibanes depondrán las armas cuando en Kabul se instale un gobierno negociado aceptable para todas las partes en el conflicto y el ejecutivo de Ghani se haya ido.

«Quiero dejar claro que nosotros no creemos en el monopolio del poder porque ninguno de los gobiernos que (buscaron) monopolizar el poder en Afganistán en el pasado fue un gobierno exitoso», afirmó Shaheen, incluyendo aparentemente al propio ejecutivo talibán, que duró cinco años. «Por lo tanto, no queremos repetir la misma fórmula».

Pero también se mostró intransigente con la continuidad del mandato de Ghani, a quien calificó de belicoso y acusó de emplear su discurso del martes con motivo del feriado islámico del Eid-al-Adha para prometer una ofensiva contra los talibanes. Shaheen rechazó el derecho de Ghani a gobernar, reviviendo las denuncias de fraude generalizado que rodearon a su victoria electoral en 2019. Tras esos comicios, tanto Ghani como su rival, Abdullah Abdullah, se proclamaron presidentes. Luego de un acuerdo de compromiso, Abdullah ocupa el número dos del gobierno y dirige el consejo de reconciliación.

Ghani ha dicho a menudo seguirá en el cargo hasta que unas nuevas elecciones determinen el próximo gobierno. Sus críticos, entre los que hay personas ajenas al grupo insurgente, lo acusan de tratar de retener el poder, lo que provoca divisiones entre los partidarios de su ejecutivo.

El fin de semana pasado, Abdullah encabezó la delegación de alto nivel que viajó a la capital de Qatar, Doha, para dialogar con la cúpula talibán. La reunión terminó con promesas de más conversaciones, así como de una mayor atención a la protección de los civiles y las infraestructuras.

Según Shaheen, bajo este nuevo gobierno las mujeres podrán trabajar, ir a la escuela y participar en política, pero tendrán que llevar velo o hijab. No se exigirá que vayan acompañadas de un familiar masculino para salir de casa, y los comandantes talibanes en los distritos recién ocupados tienen orden de que las universidades, escuelas y mercados operen como antes, incluso con la participación de mujeres y niñas.

Sin embargo, ha habido reportes desde distritos capturados por los talibanes de duras restricciones a las mujeres, incluyendo el incendio de escuelas. Un espantoso video parecía mostrar a los talibanes asesinado a comandos capturados en el norte de Afganistán.

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