El expresidente panameño Ricardo Martinelli enfrentaba desde el miércoles un nuevo juicio por espionaje telefónico contra opositores y periodistas, el mismo caso por el que fue declarado no culpable hace dos años.
Martinelli, de 69 años y quien gobernó la nación centroamericana entre 2009-2014, llegó a la audiencia utilizando un soporte ortopédico para caminar debido a una operación de la columna vertebral a la que se sometió el mes pasado y que causó que el inicio del juicio se pospusiera nuevamente.
Se trata de un caso que ha generado un largo debate en Panamá e incesantes críticas contra el exlíder populista y magnate de supermercados, que encabezó un periodo de rápido crecimiento económico en el país, debido a los numerosos recursos interpuestos por su defensa para impedir el comienzo del nuevo juicio.
“Estoy muy contento que hoy (miércoles) sea el aniversario del Super 99, cumple 35 años la empresa que más empleo genera y paga más impuestos. Yo debería estar allá trabajando en vez de estar atendiendo un juicio político que ya fue juzgado”, dijo Martinelli a su arribo a la instancia judicial.
“Quieren políticamente hacer una mofa de esto cuando deberíamos todos los panameños estar trabajando por el millón y medio de personas que están sin empleo… deberíamos estar pensando en cómo reconciliamos el país, no como perdemos el tiempo en esta babosada política”, agregó.
En el primer día de audiencia, las tres juezas que conforman el tribunal que juzgará a Martinelli desestimaron una solicitud formulada por la defensa para reprogramar el juicio y decidieron que el exgobernante puede participar del desarrollo de la audiencia a través de medios tecnológicos tomando en cuenta su condición de salud. La audiencia continuará el jueves.
Por su parte, el fiscal superior Ricaurte González dijo a periodistas, al término del primer día de audiencia, que está complacido de que “por lo menos el juicio inició. Teníamos muchas expectativas de que se presentara alguna incidencia que obviamente trataron de presentar, sin embargo la juezas han sido tajantes”. Consideró que “hubo errores garrafales en la apreciación del juicio anterior, de los elementos de prueba y ahora tenemos que hacer un juicio y yo estoy garantizando, estoy claro y estoy convencido de que nosotros vamos a obtener un resultado de culpabilidad”.
Martinelli fue absuelto de espionaje y peculado en agosto de 2019 tras recibir un veredicto de no culpabilidad, por lo que se ordenó su libertad inmediata. El tribunal rechazó las pruebas de la fiscalía y determinó que se violentó el debido proceso. El juicio duró casi cinco meses.
La fiscalía presentó decenas de pruebas testimoniales, escritas y técnicas, pero los jueces determinaron que los argumentos de los fiscales estuvieron fundamentados en hechos imprecisos y mal estructurados. Posteriormente, el Ministerio Público en una audiencia de apelación sostuvo que existían suficientes elementos probatorios para ir a un nuevo juicio.
Martinelli fue repatriado desde Miami —donde fue detenido a mediados de 2018— por pedido de la cancillería panameña para que enfrentase el juicio. En Panamá permaneció detenido un año en una cárcel en las afueras de la capital hasta poco antes de que concluyera el proceso, cuando se le transfirió a un arresto domiciliario.
El exmandatario está siendo juzgado por la presunta comisión de los delitos de interceptación de telecomunicaciones, seguimiento, persecución y vigilancia sin autorización judicial.
Los abogados de Martinelli lograron acuerdos con varios de los denunciantes de Martinelli para que retirasen las acusaciones.