Las autoridades alemanas defendieron hoy sus medidas de preparación para inundaciones luego de que unos torrentes pillaron por sorpresa a muchas personas y dejaron 190 muertos en el occidente de Europa, pero reconocieron que deberán aprender las lecciones que dejó el desastre.
Las labores para encontrar más víctimas y limpiar el desastre en una franja del oeste de Alemania, en el este de Bélgica y en Países Bajos continuaban hoy mientras las inundaciones disminuían. Hasta ahora, se ha confirmado la muerte de 117 personas en Renania-Palatinado, la región más afectada de Alemania; 46 en el vecino estado de Renania del Norte-Westfalia, y por lo menos una en Baviera donde hubo fuertes lluvias e inundaciones el fin de semana. Al menos 31 personas perdieron la vida en Bélgica.
Las lluvias que súbitamente provocaron crecidas en ríos normalmente tranquilos a mediados de la semana pasada fueron pronosticadas, pero las advertencias no parecieron llegar a muchas personas.
«En cuanto hayamos proporcionado la ayuda inmediata que ahora está en primera línea, tendremos que analizar si hubo cosas que no salieron bien, si hubo cosas que salieron mal, y entonces habrá que corregirlas», dijo el ministro de Economía, Peter Altmaier, al periódico Bild. «No se trata de encontrar culpables, sino de mejorar para el futuro»
Las autoridades federales y estatales enfrentaban críticas por parte de políticos de oposición por presuntamente no haber alertado a los ciudadanos del desastre inminente, que se produjo previo a unas elecciones nacionales programadas en septiembre. Pero el ministro del Interior, Horst Seehofer, rechazó las declaraciones en torno a que las autoridades federales habían cometido errores, y dijo que las advertencias fueron comunicadas a las autoridades locales «que toman las decisiones para la protección ante desastres».