JERUSALÉN / AP
Centenares de peregrinos judíos visitaron el domingo un disputado sitio sagrado en Jerusalén bajo fuerte vigilancia policial poco después de que fieles musulmanes se enfrentaran brevemente a fuerzas de seguridad israelíes en ese conflictivo lugar.
No se informó de lesionados, pero el incidente volvió a incrementar las tensiones en el complejo ubicado en lo alto de una colina, el cual es venerado por judíos y musulmanes. Fuertes enfrentamientos en ese lugar este año contribuyeron al estallido de una guerra de 11 días entre Israel y combatientes de Hamas en la Franja de Gaza.
Los judíos veneran el lugar, al que llaman el Monte del Templo, donde alguna vez estuvieron los templos bíblicos. Es el sitio más sagrado del judaísmo. En la actualidad ahí se encuentra la mezquita Al Aqsa, el tercer sitio más sagrado del islam. Las tensiones en el complejo han derivado en actos de violencia a lo largo de los años.
Los judíos hacían la visita con motivo del Tisha B’av, un día de luto y arrepentimiento en el que reflexionan sobre la destrucción del Primer y Segundo Templos, acontecimientos cruciales en la historia judía.
La Waqf, la organización islámica que administra el sitio, dijo que unos 1.500 judíos ingresaron al complejo, un número mucho mayor que en días normales. Acusó a la policía israelí de utilizar tácticas de mano dura, y señaló que algunos visitantes violaron un acuerdo de statu quo de larga data que prohíbe a los judíos orar en el sitio.
Antes de la visita, la policía israelí dijo que un pequeño grupo de jóvenes musulmanes apedreó a fuerzas de seguridad, que rápidamente tomaron el control de la zona. En videos captados por civiles se veía a la policía disparar lo que parecen ser balas de goma, y se impidió a devotos musulmanes ingresar al complejo durante varias horas.
En un comunicado, la Wafq acusó a Israel de “violar la santidad” del templo musulmán al permitir que “extremistas judíos allanen la mezquita, realicen visitas de provocación y efectúen oraciones y rituales en público”.
Señaló que la zona “es una mezquita totalmente islámica que no aceptará división ni asociación”.
La visita se llevó a cabo días antes de que los musulmanes celebren el festival de Eid al-Adha, la Fiesta del Sacrificio.
Nabil Abu Rdeneh, portavoz del presidente palestino Mahmud Abás, acusó a Israel de “arrastrar a la región a una guerra religiosa”.
Jordania, custodio de los sitios musulmanes en Jerusalén, dijo que había enviado una carta de protesta a Israel y le solicitó que respete el statu quo.
“Las acciones israelíes contra la mezquita son rechazadas y condenadas», dijo Daifala al Fayez, portavoz de la cancillería jordana.
El nuevo primer ministro israelí, Naftali Bennett, elogió a la policía por su manejo de la visita y se comprometió a proteger la “libertad de culto» para judíos y musulmanes en el lugar.
Sus comentarios generaron especulaciones de que Israel podría estar intentando modificar las normas del sitio para permitir que los judíos oren allí.
Peor el ministro de Seguridad Pública, Omer Bar-Lev, declaró al Canal 13 que Israel sigue comprometido con el statu quo y que las oraciones judías en el lugar van en “contra de la ley”.