El futuro político de Haití se enturbió aún más este domingo después del sorpresivo regreso de la primera dama Martine Moïse, quien fue dada de alta de un hospital en Miami tras ser atendida de las heridas que sufrió durante un ataque en el que fue asesinado el presidente Jovenel Moïse.
Martine Moïse no hizo ninguna declaración pública después de que descendió de un jet privado. Portaba un vestido negro, un chaleco antibalas del mismo color, una mascarilla y un cabestrillo negros en el brazo derecho en señal de luto por el mandatario, al que asesinaron el 7 de julio en su residencia privada.
Algunos expertos, al igual que muchas personas en este país de más de 11 millones de habitantes, se sorprendieron de la rapidez de su reaparición en Haití y se preguntan si tendrá planeado participar en la política del país.
«El hecho de que ella regresó podría dejar entrever que pretende desempeñar algún papel», dijo Laurent Dubois, experto sobre Haití y profesor de la Universidad Duke. «Podría intervenir de una forma u otra».
Martine Moïse llegó apenas horas después de que un destacado grupo de diplomáticos internacionales emitieran una declaración en la que aparentemente hicieron a un lado al primer ministro interino Claude Joseph, quien gobierna actualmente el país con apoyo de la policía y el ejército.
El nombre de Joseph jamás fue mencionado en la declaración del llamado Core Group, integrado por embajadores de Alemania, Brasil, Canadá, España, Estados Unidos, Francia y la Unión Europea, así como representantes de las Naciones Unidas y la Organización de los Estados Americanos.
El grupo propuso la creación de «un gobierno consensuado e inclusivo», y agregó: «Para este propósito, alienta firmemente al primer ministro designado Ariel Henry a que continúe la misión que le fue encomendada para formar un gobierno de ese tipo».
Henri fue designado primer ministro el día anterior al asesinato de Jovenel Moïse. No respondió a las solicitudes para que hiciera declaraciones.
La ONU, la OEA y el Departamento de Estado norteamericano no brindaron mayores explicaciones cuando les fue solicitado.
Debido al estado actual de la política haitiana, Dubois dijo creer que la llegada de Martine Moïse podría tener alguna repercusión.
«Obviamente está en posición de desempeñar algún papel… dado lo abiertas que están las cosas», afirmó, y consideró sorprendente la declaración del Core Group porque no hace referencia a Joseph. «Uno tiene que preguntarse si los avances en la investigación tienen algo que ver con esto. Todas son piezas del rompecabezas que están cambiando de un momento a otro. Ahora se ve muy difícil dilucidar cómo armarlas».
Las autoridades de Haití y Colombia dicen que al menos 18 sospechosos directamente vinculados al asesinato fueron arrestados, la mayoría exsoldados colombianos. Al menos tres sospechosos fueron abatidos y la policía señaló que busca a varios más. Las autoridades colombianas han dicho que la mayoría de exsoldados fueron engañados y no tenían conocimiento del complot para asesinar al mandatario.
La policía de Haití identificó el domingo a otro sospechoso en el caso: Pierre Joseph Ashkard. Registros en internet muestran que es un empresario que reside en Canadá y dirige un negocio relacionado con la salud en Texas junto con Christian Emmanuel Sanon, un médico y pastor haitiano a quien las autoridades locales arrestaron recientemente y lo consideran un sospechoso clave.
Un día después del magnicidio, Ned Price, portavoz del Departamento de Estado norteamericano, había dicho que Joseph era el titular en el cargo y se desempeñaba como primer ministro interino antes del asesinato: «Continuamos trabajando con Claude Joseph como tal», apuntó.
El 11 de julio, una delegación de representantes de diversas agencias estadounidenses viajó a Haití para revisar infraestructura crucial, conversar con la Policía Nacional y reunirse en forma conjunta con Joseph, Henry y el presidente del Senado haitiano, Joseph Lambert.
Debido al agravamiento de la agitación política, docenas de haitianos han acudido a la embajada estadounidense en Puerto Príncipe en los últimos días para solicitar una visa o asilo político.
«Ya no podemos quedarnos más en el país», dijo Jim Kenneth, de 19 años, quien desea estudiar medicina en Estados Unidos. «Sentimos mucha inseguridad».