El presidente del Comité Olímpic Internacional Thomas Bach tuvo un recibimiento agridulce el viernes en su visita a Hiroshima para conmemorar el primer día de la llamada Tregua Olímpica.
Una visita de este tipo de parte de un dignatario habría sido rutinaria antes, pero los Juegos Olímpicos arrancarán la próxima semana en un Tokio bajo estado de emergencia y con una parte importante de la población en contra de su realización en plena pandemia del coronavirus.
El vicepresidente del COI John Coates visitó también el viernes Nagasaki, la segunda ciudad alcanzada por una bomba atómica estadounidense en 1945.
Bach y Coates se han estado reuniendo a diario con funcionarios japoneses, desde el primer ministro, Yoshihide Suga, a la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, repitiendo el mensaje de que la cita olímpica será «segura». En Hiroshima, Bach estuvo acompañado por Seiko Hashimoto, la presidenta del comité organizador de Tokio 2020.
En los Juegos Olímpicos y Paralímpicos participarán unos 15.400 deportistas, y decenas de miles de personas más ingresarán al país, incluyendo reporteros, árbitros, jueces y técnicos, entre otros.
Los Juegos Olímpicos, que de antemano fueron postergados 12 meses por la pandemia, se disputarán prácticamente sin público. Hace varios meses se vetó la presencia de aficionados extranjeros y la semana pasada Tokio y tres prefecturas cercanas prohibieron la asistencia de los locales. Se espera que solo unas pocas sedes periféricas admitan a un reducido número de fanáticos.
La agencia de noticias japonesa Kyodo reportó esta semana que Bach pidió a Suga la posibilidad de contar con algunos aficionados en caso de que las condiciones sanitarias mejoren.
Las autoridades de Tokio reportaron el viernes 1.271 positivos más en COVID-19, frente a los 822 de hace una semana. Es el 27mo día consecutivo en que el conteo diario de contagios nuevos supera al de la semana anterior. El jueves se batió el récord de los últimos seis meses con 1.308 infectados.
Bach ha asegurado que hay «cero» riesgo de que los deportistas de la Villa Olímpica en la bahía de Tokio contagien a los japoneses o a otros residentes de la villa.
Un grupo de 11 colectivos pacifistas y antiolímpicos enviaron una carta a las autoridades de la ciudad a principios de semana para mostrar su oposición a la vista de Bach. Por otra parte, una petición en línea contra el acto recopiló 70.000 firmas.
Bach depositó una corona de flores y guardó un minuto de silencio bajo la lluvia frente al Memorial a las víctimas de Hiroshima. Se podían escuchar las débiles voces de los manifestantes, que fueron mantenidos lejos de la zona, gritando «¡Vete a casa Bach!» y «¡No eres bienvenido aquí!».
Docenas de manifestantes fueron vistos cerca de la Cúpula de la Bomba Atómica con carteles con lemas como «Cancelen los Juegos Olímpicos» y «Bach, no».
«Debe entender que usted no es bienvenido aquí», dijo una manifestante hablando por un micrófono.
«La situación del COVID-19 está empeorando, no ha terminado, y me pregunto por qué tiene que seguir adelante», afirmó Sayuri Yamada, que se identificó como trabajadora de la salud, pero que no estaba entre los manifestantes.
Agregó que ella no estaba en contra de la visita de Bach, pero cuestionó la necesidad de tomar riesgos innecesarios con tal de llevar a cabo los Juegos Olímpicos.
«No es que no quiera que venga en lo absoluto», subrayó. «Sino que, pensando en la seguridad de la gente, incluyendo los deportistas, mi opinión es que no tiene que hacer esto en este momento en que el riesgo es alto».
Takayoshi Kayano, que dijo que trabaja en una oficina, respetó el derecho de Bach a visitar la ciudad, pero planteó otros problemas.
«Creo que está bien albergar los Juegos. Pero la política de que no haya espectadores es un poco decepcionante», manifestó. «Siento que el COI parece estar enfocado solo en ganar dinero».
El costo oficial de la cita olímpica es de 15.400 millones de dólares, aunque las auditorías gubernamentales han sugerido que la cifra real es mucho mayor. Todo el presupuesto, a excepción de 6.700 millones, es dinero público.
Durante la visita de Bach a Hiroshima, las autoridades locales reportaron la desaparición de un deportista ugandés. Al parecer se trata de un levantador de pesas de 20 años que entrenaba con su equipo conformado por nueve personas en Izumisano, en la prefectura de Osaka.
Compañeros de la delegación notaron que el deportista no se encontraba en las inmediaciones aproximadamente al mediodía del viernes cuando su muestra de saliva para las pruebas de COVID-19 no fueron entregadas y encontraron su habitación de hotel vacía, de acuerdo con las autoridades. No hubo entrenamiento el viernes por la mañana y él fue visto por última vez en su habitación durante las primeras horas de ese día.