El presidente cubano Miguel Díaz-Canel hizo ayer una autocrítica en torno a las protestas callejeras del fin de semana, reconociendo carencias en la isla que incluyen la falta de espacios para el desarrollo de los jóvenes y la existencia de sectores vulnerables desatendidos, pero exhortó a no actuar con odio luego de que se registraran actos de vandalismo.
«De los disturbios tenemos que sacar experiencia, también tenemos que hacer un análisis crítico de nuestros problemas para poder actuar y superar, y evitar que se repitan», expresó el mandatario durante una comparecencia en la televisión nacional.
Hasta ahora el gobierno cubano sólo había dicho que las redes sociales tenían responsabilidad, alegando que en ellas se habían incentivado las protestas mediante una campaña engañosa, y también acusó al gobierno de Estados Unidos de estar detrás de los disturbios en su deseo de poner fin a la revolución cubana. Sin embargo, el miércoles las autoridades hicieron por primera vez una autocrítica sobre lo sucedido.
«Nuestra sociedad no es una sociedad que genera odio y esas personas actuaron con odio… el sentimiento de los cubanos es un sentimiento de solidaridad, y estas personas protagonizaron estos hechos armados, con vandalismo», agregó Díaz-Canel. «Vociferando muertes y linchamientos… planeando asaltar lugares públicos, rompiendo, robando, lanzando piedras, virando (volcando) equipos (patrullas)».
Grupos de manifestantes llenaron las calles el domingo en las más connotadas protestas antigubernamentales en Cuba en casi tres décadas –las anteriores datan de 1994–, expresando descontento con la carestía, el desabasto y los cortes de luz, o exigiendo cambios políticos.
Los incidentes continuaron el lunes en menor medida, cuando un hombre murió en un enfrentamiento con policías. Hubo destrucción de vidrieras, asalto a tiendas, patrullas vandalizadas y autos particulares volcados. El miércoles no se reportaron incidentes.
Las autoridades no informaron sobre la cantidad de detenidos, aunque la coronel Moraima Bravet del Ministerio del Interior dijo el miércoles que se trató en su mayoría de personas de entre 25 y 37 años que serán procesadas por los tribunales por delitos como desorden público, asalto, desacato, robo o daños, según la magnitud de sus participaciones.
Díaz-Canel indicó que, a su parecer, en las protestas actuaron cuatro grupos: opositores con aspiraciones anexionistas a Estados Unidos –en las marchas se vio a personas que ondearon banderas de ese país–, delincuentes que aprovecharon los disturbios, ciudadanos genuinamente insatisfechos por las carencias agudizadas en estos meses, y una parte de los jóvenes que no están incorporados a labores sociales de la sociedad.
Cuba sufre la peor crisis en años, una mezcla del efecto de la pandemia del coronavirus que paralizó la economía –por ejemplo, el vital sector del turismo–, de ineficiencias del propio sector estatal y del ajuste ocasionado por un endurecimiento radical de las sanciones de Estados Unidos para presionar por un cambio de modelo político.
El expresidente estadounidense Donald Trump impuso más de 200 medidas contra la isla en cuatro años, bloqueando casi todos los sectores del país para que no pudieran crecer.
De todas maneras, Díaz-Canel hizo hincapié en que la «situación compleja» fue aprovechada «por los que no quieren de verdad un desarrollo de la revolución cubana, por los que no aspiran a una relación civilizada y de respeto con los Estados Unidos».
Poco antes de las palabras del mandatario, el primer ministro Manuel Marrero anunció algunas medidas como la flexibilidad aduanal para que los ciudadanos cubanos traigan la cantidad de productos de aseo, alimentos y medicamentos -de entre los más desabastecidos en Cuba- que deseen en sus viajes, y tengan la posibilidad de recibir sus raciones por la libreta de abastecimiento, aunque no se encuentren en sus localidades de origen.
Además, Marrero aseguró que se trabaja en la estabilidad del sistema de energía eléctrica nacional y la regularización del cuadro de medicamentos, muchos de los cuales se producen en la isla pero cuyos insumos deben ser importados.
Por su parte, el ministro de Economía, Alejandro Gil, informó que se permitirá a los directivos de empresas estatales determinar los salarios más allá de las regulaciones, y que en las próximas semanas saldrán las normas –varias veces anunciadas– para que se constituyan pequeñas y medianas empresas, un paso impensado en el marco del socialismo como se desarrolló en la isla por décadas.