Italia autorizó el jueves el desembarco de 572 inmigrantes rescatados del mar tras las súplicas desesperadas del barco de socorro Ocean Viking, el cual había informado que los alimentos se le estaban agotando y las tensiones crecían a bordo.
Horas antes, Luisa Albera, coordinadora de búsqueda y rescate de SOS Mediterranee, había enviado una solicitud urgente desde el Ocean Viking, que se encontraba en ese momento entre Malta y la isla italiana de Lampedusa, al sur de Sicilia. Indicó que se habían hecho cinco peticiones a las autoridades marítimas para que asignaran un puerto seguro y ninguna recibió el visto bueno.
Sin embargo, durante la noche, la organización tuiteó con «inmenso alivio» que Italia había dado permiso al Ocean Viking para desembarcar a sus pasajeros en el puerto de Augusta, Sicilia.
Se desconocía de momento cuándo arribaría el barco de socorro al puerto.
Entre aquellos a bordo del Ocean Viking están 369 migrantes rescatados el 4 de julio de una embarcación que el grupo dijo que estaba en peligro de naufragar en el Mediterráneo.
«Hacer que los sobrevivientes aguarden en la cubierta de nuestro barco, expuestos al sol y los elementos, es inhumano», dijo Albera.
Un hombre con «grave angustia psicológica» brincó por la borda el miércoles por la noche, fue rescatado y regresado a la embarcación, agregó. Albera había dicho que para el viernes la tripulación se quedaría sin raciones preempacadas de alimentos para 24 horas.
«Con más de 570 sobrevivientes acomodados en la cubierta de popa del Ocean Viking, se está usando todo el espacio adicional», lo que vuelve impráctico la preparación de alimentos cocinados y su distribución, comentó.
Italia y Malta insisten en que otros países de la Unión Europea también reciban a parte de los migrantes luego de que lleguen a las costas europeas. Aseveran que es injusto dejar que los dos países en el centro del Mediterráneo los atiendan mientras solicitan asilo. Debido a que en los últimos años la mayoría emigra por cuestiones económicas, muchos no son elegibles para recibir asilo, y con frecuencia sus países de origen se muestran renuentes a recibirlos de vuelta.
