El primer ministro canadiense Justin Trudeau condenó ayer los incendios y el vandalismo de iglesias ocurridos a raíz del hallazgo de centenares de tumbas en los terrenos de antiguos internados para niños indígenas operados por la Iglesia católica.
Varios templos católicos han sido dañados recientemente tras el descubrimiento de más de 1.100 tumbas sin marca en los terrenos de tres internados administrados por la Iglesia en las provincias de Columbia Británica y Saskatchewan, a las que generaciones de niños indígenas fueron forzados a asistir.
Además, el país registró ataques el jueves -el Día de Canadá- contra estatuas de la reina Victoria, la reina Isabel y otras figuras históricas.
Trudeau, quien es católico, dijo que entiende la indignación que muchas personas sienten hacia la Iglesia y el gobierno federal. El gobierno se ha disculpado por las escuelas y Trudeau ha exhortado al Papa Francisco a que también emita una disculpa formal.
«Es real y completamente comprensible dada la historia vergonzosa de la que todos estamos más conscientes ahora», dijo el mandatario en una conferencia de prensa.
«Pero pienso que quemar iglesias en realidad está privando a las personas que tienen necesidad de un duelo y de sanar y de dolerse de tener lugares donde poder lamentar las muertes y reflexionar y buscar apoyo», dijo.
El jueves, una multitud ató con cuerdas y derribó las estatuas de la reina Victoria y la reina Isabel en los terrenos de la legislatura de Manitoba.
La estatua de la reina Victoria estaba cubierta de pintura roja y la base tenía huellas rojas de manos. En los escalones detrás de la estatua había centenares de zapatitos, colocados en reconocimiento a los niños que fueron a los internados.
Arlen Dumas, gran jefe de la Asamblea de Jefes de Manitoba, se encontraba en otro evento en ese momento, pero dijo que estaba conmocionado por lo sucedido.
«Personalmente no habría participado en eso», dijo, aunque añadió: «Pero en las últimas semanas se han desencadenado muchas cosas».
«Es desafortunado que ellos decidieran expresarse en la forma en que lo hicieron. Pero en realidad es un símbolo del hecho de que hay mucho dolor y mucha frustración y enojo por la forma en que han sucedido las cosas», señaló.
El primer ministro Brian Pallister dijo que el vandalismo era «un revés mayor para los que están trabajando con miras a una reconciliación real».
«Aquellos que cometan actos de violencia serán procesados activamente en las cortes. Todos los líderes de Manitoba deben condenar enérgicamente la violencia y el vandalismo y, al mismo tiempo, debemos unirnos para hacer avanzar la reconciliación significativamente», manifestó en un comunicado.
En otros incidentes en el Día de Canadá, una estatua de la reina Victoria en Kitchener, Ontario, fue rociada con pintura roja.
En Victoria, Columbia Británica, una estatua del capitán James Cook fue desmantelada y arrojada a la bahía. La estatua fue reemplazada con la silueta de un vestido rojo hecha de madera —un símbolo que representa mujeres indígenas asesinadas y desaparecidas_, y su base fue manchada con huellas rojas de manos.
En St. John’s, Terranova y Labrador, dos edificios y una estatua dedicada a la policía local fueron vandalizados con pintura roja brillante.
Hace unos días, un grupo de naciones indígenas en Columbia Británica dijo que con ayuda de un radar de penetración subterránea halló 182 restos humanos en tumbas sin marca en un sitio cercano a un viejo internado cerca de Cranbrook, a 845 kilómetros (525 millas) al este de Vancouver.
Eso se suma reportes previos de hallazgos masivos similares en otras dos escuelas operadas por la Iglesia, uno de más de 600 tumbas sin marca en el sur de Saskatchewan y otro con 215 cuerpos en Columbia Británica.
Unos 150.000 niños indígenas fueron obligados a asistir a internados, los cuales estuvieron en operación durante más de 120 años en Canadá. Más del 60% de esos planteles eran operados por la Iglesia católica.