La variante delta, la más reciente del coronavirus, está aprovechando las bajas tasas de vacunación y la prisa por aliviar las restricciones de la pandemia, lo que da nueva urgencia a las gestiones para inocular a más personas y ralentizar su rápida propagación.
Las vacunas más usadas en los países occidentales todavía parecen ofrecer una sólida protección contra esta variante sumamente contagiosa, identificada por primera vez en la India y que actualmente se propaga en más de 90 países.
Pero la Organización Mundial de la Salud advirtió esta semana que la combinación de cepas de más fácil propagación, poblaciones insuficientemente inmunizadas y una disminución en el uso de mascarillas y otras medidas de salud pública antes de que el virus esté mejor contenido «demorarán el fin de la pandemia».
La variante delta está en posición de aprovechar al máximo esas debilidades.
«Cualquier sufrimiento o muerte por el COVID-19 es trágico. Con vacunas disponibles en todo el país, el sufrimiento y las pérdidas que ahora estamos viendo son evitables casi en su totalidad», dijo el jueves la doctora Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, al exhortar a más estadounidenses a vacunarse antes de que la mutación se propague.
Ante las preocupaciones por la variante, partes de Europa han vuelto a implementar cuarentenas de viaje, varias ciudades australianas están en confinamientos debido al brote y, en un momento en que Japón se prepara para los Juegos Olímpicos, algunos atletas visitantes están infectados. La mutación está generando consternación incluso en países con campañas de vacunación relativamente exitosas que, no obstante, no han alcanzado al número suficiente de personas para ponerle fin a la presencia del virus.
Por ejemplo, la mutación ha forzado a Gran Bretaña, en donde casi la mitad de la población está totalmente vacunada, a posponer un mes su muy anticipado levantamiento de las restricciones por el COVID-19, ya que los casos se están duplicando aproximadamente cada nueve días.
En Estados Unidos «todavía somos vulnerables por estos brotes y rebotes», dijo la doctora Hilary Babcock, de la Universidad de Washington en San Luis.
Las variantes «son capaces de hallar cualquier hueco en nuestra protección», comentó, e hizo notar cómo las camas de hospitales y unidades de cuidados intensivos en los condados del suroeste de Missouri —donde hay menos personas vacunadas en el estado_, están llenándose repentinamente, la mayoría con adultos menores de 40 años que nunca se vacunaron.
En un momento en que casi la mitad de la población de Estados Unidos está inmunizada, Walensky dijo que aproximadamente un millar de condados, la mayoría en la región del centro-norte y el sureste, con tasas de vacunación por debajo del 30% «son nuestros más vulnerables».
Pero la variante representa el mayor peligro en países donde las vacunaciones son escasas. Los casos en África están aumentando más rápido que nunca, en parte debido a la mutación, informó el jueves la OMS, mientras que las áreas de Bangladesh que colindan con la India también están registrando un incremento impulsado por la variante. Las islas Fiji, que sólo sufrieron dos muertes en el primer año de la pandemia, ahora experimentan un brote significativo atribuido a la variante y Afganistán está buscando desesperadamente suministros de oxígeno debido a ella.