Los lentos trabajos de búsqueda entre los restos de un edificio de departamentos que se derrumbó en Florida llegaron a su sexto día hoy, mientras las familias, desesperadas por ver avances, soportaban una desgarradora espera por respuestas.
«Tenemos a gente esperando y esperando y esperando noticias», dijo la alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, a reporteros el lunes. «Los tenemos enfrentándose a la noticia de que es posible que sus seres queridos no salgan con vida y aún esperan contra viento y marea que así sea. Se están enterando de que algunos de sus seres queridos saldrán desmembrados. Este es el tipo de información que es insoportable para todos».
Las operaciones han sido delicadas y peligrosas. El lunes se recuperaron solo dos cuerpos más, elevando la cifra de muertes confirmadas a 11. Más de 150 personas continúan desparecidas en la comunidad de Surfside, a las afueras de Miami.
Las autoridades se reúnen frecuentemente con las familias para explicarles qué se está haciendo y responder a sus preguntas. Han abordado con ellas todo tipo de cuestiones, desde cómo se dan las coincidencias de ADN que ayudan a identificar a los fallecidos a cómo se contactará con los familiares o a explicar «con todo detalle» cómo se realiza la busca en el montículo de restos, añadió la alcaldesa.
Armadas con todos esos conocimientos, las familias están llegando a sus propias conclusiones.
«Algunos se sienten más esperanzados, otros menos, porque no tenemos respuestas definitivas. Les damos los hechos. Los llevamos al lugar», agregó. «Han visto las operaciones. Ahora entienden cómo funcionan y se están preparando para las noticias, de un tipo u otro».
Los rescatistas retiran los escombros de forma manual y con maquinaria pesada mientras trabajan sobre la precaria pila de concreto pulverizado, acero retorcido y restos de decenas de apartamentos. En los trabajos participan bomberos, perros entrenados y expertos en búsqueda que utilizan radares y dispositivos de sonar.
Las labores siguen siendo una operación de búsqueda y rescate aunque no se ha encontrado a nadie con vida desde las horas posteriores al derrumbe del jueves.
El desplome dejó una capa de escombros sobre otra, lo que obstaculiza los esfuerzos para llegar a quienes pudieran haber sobrevivido en espacios vacíos.
«A toda acción hay una reacción», dijo el subjefe del Departamento de Bomberos de Miami-Dade, Raide Jadallah, en una conferencia de prensa el lunes. «No es cosa de amarrar un par de cuerdas a una losa de concreto, levantarla y ya». Algunos de los pedazos de concreto son pequeños, del tamaño de una pelota de baloncesto o béisbol.
Desde el exterior de un edificio cercano, más de una veintena de parientes observaron cómo las cuadrillas excavaban en la zona del desastre. Algunos se apoyaban en otros en señal de apoyo. Otros se abrazaban o rezaban. Algunos tomaban fotografías.
Las autoridades insistieron el lunes en que no se ha perdido la esperanza.
La decisión de pasar de un operativo de búsqueda y rescate a uno de recuperación es angustiosa, dijo el doctor Joseph A. Barbera, profesor de la Universidad George Washington. Esta decisión está plagada de consideraciones que solo quienes están en la zona pueden hacer, agregó.
Barbera es coautor de un estudio que examinó desastres en los que algunas personas sobrevivieron bajo los escombros por largos periodos de tiempo. Además, ha asesorado a los equipos acerca de dónde buscar posibles sobrevivientes y cuándo determinar «que la posibilidad de supervivencia continua muy muy pequeña».
«Es una decisión increíblemente difícil y yo nunca he tenido que tomarla», afirmó Barbera.
El inmueble se desplomó unos días antes del plazo máximo para que los propietarios de los departamentos empezasen a abonar las elevadas cuotas para sufragar reparaciones por más de nueve millones de dólares, recomendadas casi tres años antes en un reporte que advirtió de «importantes daños estructurales».