Naciones Unidas acusó a Israel de violar flagrantemente el derecho internacional por ampliar sus asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Oriental, los cuales calificó de ilegales, y exhortó al nuevo gobierno israelí a detener de inmediato su expansión.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, y el enviado de la ONU para el Medio Oriente, Tor Wennesland, presentaron un informe sobre la implementación de una resolución aprobada en 2016 por el Consejo de Seguridad que declaraba que tales asentamientos «carecen de validez legal». En el informe de 12 páginas se exige que se ponga fin a la ampliación de los asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Oriental, territorios que los Palestinos desean para un futuro Estado.
Wennesland manifestó al consejo que estaba «profundamente preocupado» de que Israel aprobara un plan para añadir 540 unidades de vivienda a la colonia de Har Homa en Jerusalén Oriental, así como el establecimiento de puestos de avanzada. Señaló que eso es «ilegal también de acuerdo con la ley israelí».
«Subrayo nuevamente, en términos nada ambiguos, que los asentamientos israelíes constituyen una flagrante violación a las resoluciones de Naciones Unidas y al derecho internacional», declaró el enviado de la ONU. «Son un obstáculo importante para el logro de una solución de dos Estados y de una paz justa, duradera y total».
«El avance de toda actividad en los asentamientos debe cesar de inmediato», declaró Wennesland.
Israel rechaza que sus colonias sean ilegales.
Guterres y Wennesland también exigieron a las autoridades israelíes que pongan fin a la demolición de casas y otras propiedades palestinas, así como al desplazamiento de palestinos —otro punto de conflicto—, «y aprueben planes que permitan a estas comunidades construir legalmente y atender sus necesidades de urbanización».
La resolución de diciembre de 2016, en cuya votación se abstuvo Estados Unidos en las últimas semanas del gobierno del presidente Barack Obama, también pedía la adopción inmediata de medidas que impidan actos de violencia contra civiles, y exhortaba a Israel y a los palestinos a actuar con moderación y no adoptar acciones provocadoras, ni un discurso de incitación o incendiario.
También exhortaba a todas las partes a emprender negociaciones sobre temas relacionados con el estatus final y se pronunciaba por redoblar esfuerzos diplomáticos internacionales y regionales para que ayuden a poner fin a las décadas de conflicto israelí-palestino y lograr una solución de dos Estados en la que israelíes y palestinos pueden vivir en paz unos al lado de otros.
Guterres y Wennesland dejaron claro que 4½ años después de la adopción de la resolución, ninguno de estos exhortos se ha cumplido.