Soldados de Myanmar quemaron la mayor parte de una aldea en el centro del país, dijo ayer un residente, confirmando los reportes publicados por medios independientes y en las redes sociales. La acción parecía un intento de reprimir la resistencia contra la junta militar.
El ataque es el ejemplo más reciente de cómo la violencia se ha convertido en algo endémico en gran parte de Myanmar mientras la junta trata de contener una incipiente insurrección a nivel nacional. Luego de que el ejército tomó el poder en febrero, derrocando al gobierno electo de Aung San Suu Kyi, surgió un movimiento de desobediencia civil no violento para desafiar al régimen militar, pero el intento de la junta de reprimirlo con fuerza mortal aumentó la resistencia en lugar de sofocarla.
Fotografías y videos de la aldea Kinma, en la región de Magway, que circulaban ampliamente en las redes sociales mostraban que gran parte del poblado había sido arrasado por el fuego, y también se podían observar cuerpos carbonizados de animales de granja. Un reporte señalaba que la aldea tenía unos 1,000 residentes.
Un residente que fue contactado por teléfono dijo que sólo 10 de las 237 casas quedaron en pie. La persona, que pidió que no se usara su nombre por temor a represalias de la junta, comentó que la mayoría de los residentes ya habían huido cuando los soldados ingresaron a la aldea disparando sus armas poco antes del mediodía del martes.
Añadió que cree que los soldados buscaban a miembros de la fuerza de defensa de la aldea, la cual se había establecido para protegerla contra los soldados y policías de la junta. La mayoría de esas fuerzas locales están pobremente armadas con fusiles de caza caseros.
La fuerza de defensa de la aldea alertó a los residentes antes de que llegaran los soldados, así que sólo había cuatro o cinco personas en el poblado cuando las fuerzas militares empezaron a registrar las viviendas en la tarde. Cuando no encontraron nada, empezaron a incendiar las casas, comentó el residente.
«Hay algunos bosques cercanos a la aldea. La mayoría de nosotros huimos a los bosques», comentó.
El residente dijo que creía que había tres víctimas: un niño que era pastor de cabras y fue baleado en el muslo, y una pareja de ancianos que no pudieron escapar. Él creía que la pareja había muerto, pero varios medios los reportaban como desaparecidos.
Las fuerzas de defensa de las aldeas están comprometidas a formar un futuro ejército federal de oposición, y algunas se han aliado con los grupos étnicos minoritarios de las zonas fronterizas que llevan décadas luchando por autonomía.
La mayor parte de los combates más encarnizados tienen lugar en las regiones fronterizas, donde las fuerzas armadas son desplegadas en zonas controladas por grupos étnicos como los chin en el oeste, los kachin en el norte y los karen en el este.