La vicepresidenta de Estados Unidos Kamala Harris le dijo al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que ambas naciones se están “embarcando en una nueva era”. Durante su primera reunión en persona, la funcionaria buscó fomentar una mayor cooperación con México sobre los migrantes que se dirigen a Estados Unidos.
Hablando al inicio de una reunión en el Palacio Nacional en la Ciudad de México, Harris enfatizó la “relación de larga data” entre las dos naciones y su “interdependencia e interconexión”.
Acompañados de varios de sus principales asesores de política exterior para la región, los dos líderes se reunieron durante más de una hora en una elegante sala de conferencias del palacio, sentados uno frente al otro bajo un enorme candelabro de cristal.
Justo antes de la reunión, Harris y López Obrador vieron al secretario de Relaciones Exteriores de México y al encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en México firmando un memorando de entendimiento enfocado en reforzar la cooperación bilateral en programas de desarrollo en Guatemala, El Salvador y Honduras.
Harris tenía programado reunirse posteriormente con mujeres empresarias y líderes laborales en México, antes de regresar a Washington el martes por la noche.
La visita a México culminó el primer viaje de Harris al extranjero como vicepresidenta, una gira breve centrada en abordar las causas fundamentales de la migración y que también la llevó por primera vez a Guatemala el lunes.
Mientras estuvo en Guatemala, se reunió con el presidente Alejandro Giammattei. Coincidiendo con la reunión, el gobierno de Biden anunció nuevos compromisos en lucha contra el narcotráfico, el tráfico de personas y la corrupción, así como inversiones en el desarrollo económico del país centroamericano.
Aunque en el encuentro con López Obrador del martes no se produjo un acuerdo tan claro y concreto, Harris enfatizó la importancia de la relación entre las dos naciones.
“Tenemos un acuerdo, un acuerdo duradero. Salvo por Canadá, somos nuestros vecinos más cercanos”, dijo Harris a la prensa el lunes por la noche.
El presidente López Obrador sigue siendo un aliado crucial pero complejo en los esfuerzos del gobierno de Biden por frenar el aumento de migración hacia la frontera de México con Estados Unidos.
Aunque López Obrador aseguró en una reunión virtual previa con Harris que Estados Unidos puede “contar con nosotros” para abordar la cuestión de la migración irregular, el presidente de México culpó antes a Biden del aumento de las llegadas a la frontera. Adicionalmente, López Obrador tenía una relación cordial con su predecesor, Donald Trump, pese a las duras políticas migratorias del expresidente.
A principios del mes pasado López Obrador acusó también a Estados Unidos de infringir la soberanía mexicana al dar dinero a organizaciones no gubernamentales que son críticas con su gobierno.
Pero Harris, en su misión de abordar las causas del aumento de inmigración desde los países del Triángulo Norte —Guatemala, El Salvador y Honduras_, así como de México, ha intentado reforzar los lazos diplomáticos con López Obrador.
Los asesores de Harris dijeron durante su reunión con López Obrador que los dos gobiernos planean analizar el intercambio de vacunas, la relación económica y de seguridad entre las dos naciones y cómo abordar las causas fundamentales de la migración desde otros países de la región. Harris habla con frecuencia de la necesidad de mejorar las condiciones económicas de los residentes de la zona, para que no sientan la necesidad de viajar a la frontera con Estados Unidos.
El memorando de entendimiento, según el enviado especial Ricardo Zúñiga —que viajó con Harris en la gira— marca un nuevo nivel de cooperación y es importante porque los dos países tienen “algunos de los mismos problemas” cuando se trata de la inmigración irregular.
“Es muy importante mostrar que Estados Unidos y México están colaborando y tratando de mejorar las condiciones sobre el terreno entre nuestros vecinos, por la importancia que tienen para nosotros otros países en América Central”, dijo a los periodistas que viajan con Harris.
La visita de Harris se produjo apenas unos días después de las elecciones intermedias en México, en las que el partido de López Obrador parecía encaminado a mantener su mayoría en la cámara baja del Congreso, aunque sin alcanzar la mayoría calificada de dos tercios, porque algunos votantes respaldaron a la oposición, según los resultados preliminares.
No se esperaba que Harris comentara sobre los resultados electorales durante la reunión con el mandatario, aunque la violenta campaña —una treintena de candidatos o aspirantes fueron asesinados dentro de los esfuerzos de los cárteles de la droga por proteger sus intereses— seguramente pesó en sus conversaciones.
La incapacidad del gobierno mexicano de mantener la seguridad en partes del país es de interés para Estados Unidos en el contexto de la inmigración, tanto por la gente desplazada por la violencia como por el impacto que tiene en una economía maltrecha que trata de recuperarse de la pandemia.
Aun así, aunque los asesores dicen que la corrupción fue un tema clave en su reunión con Giammattei, no estaba claro si Harris tocaría el tema con López Obrador.
El aumento de migrantes en la frontera se ha vuelto uno de los principales desafíos para Biden en los primeros meses de su mandato. Los republicanos han destacado un tema que ven como favorable para su bando, ya que los sondeos indican que los estadounidenses respaldan menos la estrategia de Biden en inmigración que sus políticas económicas y de lucha contra el COVID-19.
Han intentado convertir a Harris en el rostro de esa política migratoria, afirmando que ella y Biden ignoran el tema porque ninguno de los dos ha visitado aún la frontera sur de Estados Unidos. La vicepresidenta dijo el lunes a los periodistas en Guatemala que se ha centrado en abordar las causas de la inmigración de una forma que produzca resultados “tangibles”, en lugar de “grandes gestos”.
Al margen del resultado de sus reuniones del martes, México seguirá siendo un socio clave para los esfuerzos de control de fronteras.
Los cruces ilegales han crecido de forma constante desde abril de 2020, después de que el entonces presidente Donald Trump empleara las restricciones asociadas a la pandemia para negar a los migrantes la posibilidad de pedir asilo. La tendencia se ha acelerado más bajo el mandato de Biden, que derogó con rapidez muchas de las políticas fronterizas más duras de Trump, especialmente el programa que obligaba a los solicitantes de asilo a permanecer en México a la espera de sus citas judiciales en cortes estadounidenses de inmigración.
Las autoridades fronterizas de Estados Unidos encontraron a casi 19.000 niños no acompañados en marzo, la cifra más alta de la que se tiene registro. En total encontraron a 170.000 personas en la frontera durante abril, el número más alto en más de 20 años, aunque los números no pueden compararse directamente porque las personas a las que se impide cruzar bajo las restricciones asociadas a la pandemia no sufren consecuencias legales, de modo que muchos cruzan varias veces.