Ámsterdam no tuvo que mirar muy lejos cuando buscaba formas de reducir el tráfico en sus congestionadas calles. Los canales de la capital holandesa se utilizaban para transportes mucho antes de que autos y camiones con contaminantes motores de combustión empezaran a llenar sus estrechas calles.
Los más de 100 kilómetros (60 millas) de canales de la ciudad, que ya forman parte de la historia de la navegación, empiezan ahora a acoger prototipos de botes futuristas -pequeñas embarcaciones eléctricas totalmente autónomas- para tareas como transporte de pasajeros o recogida de basuras.
El Instituto de Ámsterdam para Soluciones Metropolitanas Avanzadas y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) colaboran en el proyecto Roboat, que aspira a desarrollar nuevas formas de navegar en todo el mundo sin una mano humana en el timón.
La tecnología es «muy relevante en operaciones complejas de puerto, donde tienes muchas embarcaciones y muchos barcos y muchos muelles y embarcaderos. Ahí puedes mejorar mucho la seguridad con sistemas autónomos, pero también hacerlo más eficiente y convertirlo en una estrategia 24 horas al día, 7 días a la semana», explicó Stephan van Dijk, director de innovación en el Instituto Ámsterdam.
En una demostración reciente, un bote eléctrico de 4 metros (13 pies) de eslora navegó junto a una réplica a tamaño real del mercante de tres mástiles Amsterdam, del siglo XVIII, reuniendo en una escena el pasado y el futuro náutico de la ciudad.
Ahora el bote tendrá que aprender a maniobrar en el tráfico de los canales de Ámsterdam, llenos de embarcaciones privadas y cruceros para turistas.
Los Roboats tienen hélices naranjas y cuatro motores accionados por una batería eléctrica. Pueden alcanzar unos 6 kilómetros por hora (4 millas por hora) y funcionar entre 12 y 24 horas, dependiendo del tipo de batería y de la carga que transporten.
Están controlados a distancia por una computadora que procesa los datos de cámaras y sensores que escanean la zona en torno al bote, detectando objetos fijos y en movimiento. Los botes son modulares para que sea fácil adaptarlos a diferentes propósitos, como llevar mercancías o trabajadores.
Los desarrolladores dicen que aún tardarán entre dos y cuatro años en perfeccionar la tecnología de navegación autónoma, y tendrán que resolver trabas legislativas y cuestiones de privacidad.