El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ofrece su discurso anual a la nación ante el Congreso, en San Salvador, El Salvador, el martes 1 de junio de 2021. Foto: La Hora/AP.

SAN SALVADOR / AP

El presidente Nayib Bukele, dijo el martes que “mientras Dios le dé fuerza” El Salvador no va a regresar al pasado, pese a las fuertes críticas de la comunidad internacional por la concentración de poder en el país.

En su discurso por su segundo año de mandato, Bukele juró junto a sus seguidores defender lo conquistado contra todo enemigo y los exhortó a luchar contra el “aparato ideológico” controlado por grupos de la “oligarquía” que por décadas ha controlado los destinos del país.

“Nunca más vamos a regresar al sistema que nos hundió en la delincuencia, en la desigualdad y la pobreza. ¡Nunca más! Mientras Dios me dé fuerzas no lo voy a permitir”, dijo Bukele en su discurso en la Asamblea Legislativa mientras los 56 diputados del partido Nuevas Ideas y sus aliados le aplaudían sin parar.

Bukele llegó a la Asamblea Legislativa para rendir cuentas de su segundo año de mandato, durante una sesión solemne a la que fueron invitados miembros del cuerpo diplomático y magistrados de la Corte Suprema de Justicia. También asistió la exembajadora Jean Manes, recientemente nombrada encargada de negocios interina de la embajada de los Estados Unidos.

Durante su discurso, el mandatario responsabilizó a la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y al izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que gobernaron el país en los últimos 30 años, por la alarmante delincuencia, la corrupción, la desigualdad y la pobreza.

“Lo vivimos con la derecha que tenía detrás a la oligarquía, y con la izquierda, que supuestamente venía del pueblo, y terminó sirviendo a esa misma oligarquía. Con el tiempo descubrimos que eran dos caras de la misma moneda”, afirmó.

El diputado Rodrigo Avila, de la formación derechista Arena, criticó el mensaje del mandatario porque “hubo carencia de informe, y porque hizo lo contrario que manda la Constitución, que es procurar la armonía social».

“Aquí lo que dijo es que se necesitan magistrados (de la Corte Suprema) serviles a los deseos y a las ocurrencias del ejecutivo, y quien no opina como el gobierno es enemigo del pueblo, básicamente es lo que dijo, y eso es promover la confrontación social”, agregó.

Bukele dijo que cuando ganó la presidencia el 3 febrero de 2019, “sin derramar ni una sola bala, sin derramar una sola gota de sangre, como lo intentaron en la guerra civil”, los salvadoreños le dieron el mandato de “cambiar nuestro país, pero esta vez de verdad”.

Como hizo el 1 de junio de 2019, cuando asumió el poder, Bukele pidió un juramento a los diputados, a sus funcionarios y a sus simpatizantes que seguían sus discurso a través de la cadena nacional de radio y televisión.

“El pueblo defiende al pueblo y el pueblo cuida al pueblo. Les quiero pedir que se pongan de pie, que levante su mano y que juremos que ganaremos esta batalla juntos. Acompáñennos desde sus casas, nuestra valiente y querida diáspora”, manifestó.

Los cambios a los que se refería Bukele se profundizaron cuando el 1 de mayo se instaló la nueva Asamblea Legislativa controlada por su partido Nuevas Ideas. De un plumazo, los legisladores destituyeron a los jueces de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y al Fiscal General. La misma noche eligieron y juramentaron a los sucesores.

La decisión provocó condenas en el país y de la comunidad internacional. Horas después de una reunión “cordial”, el enviado especial de la Casa Blanca, Ricardo Zúñiga, que en pocos días visitó dos veces el país, criticó fuertemente la decisión de los diputados y recomendó restaurar la situación anterior.

En respuesta a las destituciones, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) retiró su asistencia a instituciones públicas como la Corte Suprema y la Fiscalía General, y señaló que esa ayuda se entregaría a organizaciones de la sociedad civil.

Manes, que sigue al mando de la delegación estadounidense, hizo una escueta declaración al arribar al aeropuerto internacional Monseñor Óscar Arnulfo Romero en la que destacó los puntos que unen a El Salvador con Estados Unidos y recordó la cooperación para el desarrollo y las donaciones hechas por los Estados Unidos durante la pandemia.

Manes dijo que esa asociación con los Estados Unidos gira en torno al apoyo a la gobernanza reflejada en el estado de derecho, la separación de poderes, una prensa independiente y libre, una sociedad civil sólida y un sistema judicial confiable, comprometido con lucha contra la corrupción en todas sus formas.

“Todos estos esfuerzos con fundamentales para el avance de El Salvador y nuestra cooperación”, advirtió.

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