Líderes occidentales condenaron como un acto de piratería y terrorismo el desvío de un avión a Bielorrusia para detener a un periodista opositor. La Unión Europea y otros reclamaron hoy una investigación sobre el dramático aterrizaje forzoso del vuelo de Ryanair, que viajaba entre dos países miembros del bloque.
La aerolínea dijo que los controladores de vuelo bielorrusos dijeron que había una amenaza de bomba contra el avión cuando pasaron por el espacio aéreo del país y ordenaron a la tripulación que aterrizara en la capital, Minsk. Un caza bielorruso MiG-29 escoltó al avión.
Raman Pratasevich, que dirigía un popular canal en una aplicación de mensajería que fue crucial en la organización de protestas masivas contra el presidente autoritario de Bielorrusia, estaba a bordo y fue conducido fuera del avión, junto con su novia, de ciudadanía rusa, poco después de aterrizar. El avión, que había salido de Atenas, Grecia, recibió autorización más tarde para continuar hacia Vilna, Lituania.
Líderes occidentales condenaron con firmeza la maniobra.
Un grupo de los presidentes de los comités parlamentarios de asuntos exteriores de varios países occidentales lo describió como un acto de piratería.
«Este acto imprudente puso a los pasajeros y a la tripulación en grave peligro. Es un recordatorio sobre la ilegitimidad del régimen que reclama la autoridad en Minsk», afirmaron los representantes de varios miembros de la UE, Gran Bretaña y Estados Unidos.
Los firmantes pidieron una investigación de la Organización Internacional de la Aviación Civil.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que desviar el avión había sido «chocante», mientras que el presidente de Lituania, Gitanas Nauseda, lo tachó de «acto de estado terrorista». Propuso vetar a los aviones bielorrusos de los aeropuertos de la UE e imponer «graves sanciones» al gobierno en Minsk.
Estados Unidos y la UE ya impusieron sanciones a miembros destacados del gobierno tras meses de protestas, desencadenadas en agosto por la reelección del presidente, Alexander Lukashenko, para un sexto mandato que la oposición tacha de amañada. Más de 34.000 personas han sido arrestadas en Bielorrusia desde agosto, y miles de personas sufrieron golpizas brutales.