Panamá implementó desde hoy nuevas medidas para el transporte público, incluido el uso obligatorio de pantallas faciales junto a las mascarillas, en momentos en que se registra un ligero aumento de casos de COVID-19 y al día siguiente de que por primera vez no se reportara ninguna muerte relacionada con la enfermedad en 14 meses.
A su vez, la cantidad de pasajeros se amplió a 80% en los autobuses en todo el país centroamericano, algo que ya se había anticipado pero que tiene lugar cuando se intenta evitar una tercera ola de contagios como la que golpea a la vecina Costa Rica.
El Ministerio de Salud resaltó la víspera que en las últimas 24 horas no se habían registrado defunciones por COVID-19 aunque reportó un índice de positividad en las pruebas de 5,1%, ligeramente superior al de semanas recientes pero que está muy por debajo del 30% que se produjo en el pico más alto de las infecciones.
Panamá ha aplicado al menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus a un poco más del 11% de su población, aunque los expertos estiman que el país debe acelerar la adquisición del fármaco en momentos en que hay cierto control de los casos.
Las autoridades y expertos insisten en sus llamados a la población a seguir con las medidas de bioseguridad y a no bajar la guardia, en un país de 4,2 millones de habitantes que acumula más de 370.000 casos y 6.296 decesos por el virus.
Hasta la primera semana de mayo, Panamá tenía disponible un 46% de camas en salas y 58% en unidades de cuidados intensivos, lo que le permitía seguir reabriendo actividades económicas. El fin de semana se ordenaron cuarentenas en dos provincias del occidente que registraron rebrotes.