Foto: La Hora/AFP

El ex primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se acerca este jueves a su objetivo de lograr una mayoría para gobernar con sus aliados religiosos y de la extrema derecha, pese al juicio por corrupción que pesa en su contra.

Después de las legislativas del martes, las cadenas de noticias israelíes otorgan al partido de Netanyahu, el Likud, y sus aliados ultra ortodoxos y de la lista de extrema derecha Sionismo Religioso un total de 62 escaños, uno más del requerido para tener la mayoría en el parlamento de 120 representantes.

La Comisión Electoral comenzó a desvelar a cuenta gotas los primeros resultados que confirman esta tendencia, sin dar aún una sentencia definitiva.

 

El jueves en la mañana, con un 93,3% de los votos escrutados, el «bloque de derecha» de Netanyahu sumaba 65 parlamentarios, con 32 escaños para el Likud, 19 para los partidos ortodoxos y un récord de 14 representantes de la extrema derecha, lo que según los analistas podría constituir el gobierno más a la derecha de la historia del país.

El primer ministro saliente Yair Lapid, líder de la formación centrista Yesh Atid podría sumar 24 parlamentarios y la formación aliada de centro-derecha dirigida por Benny Gantz un total de 12 representantes, con nueve elegidos de otras dos formaciones y diez de los partidos árabes.

Según el sistema proporcional que rige en Israel, los partidos deben obtener un mínimo de 3,25% de los votos para acceder al Parlamento con un mínimo de cuatro escaños.

Dos pequeños partidos hostiles a Netanyahu, la formación de izquierda Meretz y el partido árabe Balad obtendrían un 3,15% y 2,97% respectivamente, con lo que su destino queda en manos de los últimos votos en ser contados, que suelen ser los de los militares y de los trabajadores del sistema de salud.

Un indicio de la precaria situación del primer ministro saliente es que Lapid anuló el miércoles su participación en la Conferencia de la ONU del Clima COP27, en Egipto.

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