Con más cautela que entusiasmo, familiares de los diez mineros que permanecen atrapados desde hace una semana por la inundación de en una mina del norte de México aguardan este miércoles el inminente ingreso de rescatistas que intentarán devolverlos a la superficie.
«Todos los rescatistas están con el equipo para poder ingresar en cualquier momento el día de hoy», dijo la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, durante la habitual rueda de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador.
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Alrededor de la mina El Pinabete, en el municipio de Agujita (estado de Coahuila), familiares de los mineros escucharon desde sus teléfonos la reunión que representantes del gobierno sostuvieron con otros parientes que están dentro de la zona del rescate.
Desde un celular, una voz de mujer explica que el agua de los pozos ha alcanzado un nivel «óptimo» para que empiecen a explorar y puedan entrar los buzos militares. «Esperemos que ahora sí sea cierto. Todos los días dicen lo mismo», expresa escéptico Juan Orlando Mireles, quien junto a dos hermanos espera el retorno con vida de José Luis, su padre.
Desde hace cinco días, militares mexicanos levantaron una cerco perimetral que mantiene apartados del área de rescate a periodistas, pero también a muchos parientes. Los teléfonos son la manera en que «los de afuera» pueden seguir estos informes que ocurren un par de veces al día.
Desde ese punto no se percibe gran actividad. Tan solo obreros y militares se mueven alrededor de las muchas tuberías que extraen chorros de agua de los pozos donde quedaron atrapados los mineros, cuya ubicación exacta se desconocen.
«Para acelerar el proceso de extracción de agua, se desarrolló una estrategia que permite aumentar el flujo de salida a través de la perforación de diez» agujeros, detalló Velázquez durante la conferencia presidencial.
La mina donde ocurrió el siniestro tiene unos 60 metros de profundidad y está parcialmente llena de agua turbia y elementos sólidos que han impedido hasta ahora el ingreso de socorristas, según imágenes grabadas con un dron acuático y difundidas por Protección Civil.
MUCHA AGUA ACUMULADA
Según el gobierno, los mineros atrapados el pasado miércoles abrieron un boquete en una mina contigua que estaba inundada, provocando que el agua se desbordara hacia el socavón donde maniobraban. Desde entonces, las autoridades han estado enfocadas en bajar el nivel del agua hasta 1,5 metros para hacer viable el acceso.
En una región de México castigada por una severa sequía, sorprende la cantidad de líquido que se viene extrayendo desde hace siete días. Mireles, minero como su padre, explica que esto puede tener que ver con la proximidad del río Sabinas y la existencia de la vieja mina Las Conchas, abandonada hace más de 30 años, y donde se habría acumulado la enorme cantidad de agua que colmó estos precarios pozos carboníferos.
A una semana del derrumbe, rescatistas creen estar "a horas" de poder ingresar a la mina en la que se encuentran atrapados 10 mineros https://t.co/rn8lBxwqk6
— CNN en Español (@CNNEE) August 10, 2022
A diferencia de los «pocitos», un método artesanal que abre un agujero desde la superficie hasta alcanzar el manto de carbón, minas industriales como Las Conchas poseen largos túneles subterráneos donde se habría acumulado el agua, explica Mireles.
Los obreros suelen bajar por estas cavidades que carecen de refuerzos en sus paredes, a diferencia de explotaciones industriales. Según el gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme, el yacimiento operado por una empresa privada no tenía los planos actualizados.
La fiscalía anunció que ha abierto una investigación sobre este accidente minero, frecuentes en este estado. En junio de 2021, siete obreros murieron tras el colapso de otra mina de carbón en el municipio de Múzquiz.
El siniestro minero más grave en esta región ocurrió el 19 de febrero de 2006, cuando una explosión de gas en la mina Pasta de Conchos, controlada por el conglomerado Grupo México, provocó la muerte de 65 trabajadores. Solo dos cuerpos fueron rescatados.