Con los termómetros superando ampliamente los 40 ºC en España y Portugal, Europa occidental enfrentaba este martes una segunda ola de calor excepcional en apenas un mes, con un impacto muy preocupante en los suelos y los glaciares alpinos.
El aumento de estos fenómenos está ligado directamente al calentamiento global, según los científicos, ya que las emisiones de gases de efecto invernadero aumentan su intensidad, duración y frecuencia. «Una nueva ola de calor, la segunda este año, se está instalando sobre Europa occidental. Actualmente, afecta sobre todo a España y Portugal, pero se prevé que se intensifique y se expanda», declaró en Ginebra Clare Nullis, portavoz de la Organización Meteorológica Mundial.
Estas temperaturas extremas producen «sequías» con «suelos muy, muy secos», e impactan en los «glaciares en los Alpes, que están siendo muy castigados en este momento», continuó.
«Ha sido una estación muy mala para los glaciares. Y estamos aún en un momento relativamente temprano del verano», advirtió Nullis, a poco más de una semana del derrumbe de un enorme bloque del glaciar italiano de la Marmolada, debilitado por el calentamiento global, una tragedia que dejó once muertos.
Arde Europa: una nueva ola de calor azota a Inglaterra, España, Francia y Portugal consecuencia del cambio climático https://t.co/yc9yyxfSn4
— Clarín (@clarincom) July 12, 2022
En España, las temperaturas volvían a superar este martes la barrera de los 40 ºC en una buena parte del sur y oeste del país, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que alertaba también de la posibilidad de que se alcancen unos muy inusuales 42 ºC en la provincia de Orense (Galicia, noroeste).
En Córdoba (sur), donde el calor es más habitual, se registraron 43,3 ºC a las 15H00 GMT. El pico de esta ola de calor, la segunda en un mes tras otra registrada a mediados de junio, debería durar en el país hasta el jueves. Los termómetros pueden llegar a marcar 44 ºC en algunos puntos de los valles del Tajo y el Guadalquivir.
En las calles de Madrid, el calor extremo afectaba particularmente a las personas vulnerables o a quienes trabajan en la calle, que no podían beneficiarse de una oficina climatizada.
«Es un infierno», suspiraba, con el sudor en la frente, Dania Arteaga, una venezolana de 43 años que limpiaba la vitrina de una tienda en el centro de la capital española. Joaquín Abad, un fontanero de 46 años, explicó que decidió acortar su jornada: «las horas de calor se notan muchísimo más este año que el año pasado» y «esta es la única manera» de trabajar en días así.
Azuzados por las altas temperaturas, varios incendios forestales avanzaban en distintos puntos del país. Uno de ellos, en Extremadura (oeste), ya había quemado 2.500 hectáreas de vegetación.
PORTUGAL CIERRA SITIO TURÍSTICO
En Portugal, donde el centro del país registró 43,1 ºC, el riesgo de incendio llevó a las autoridades a cerrar el parque de Sintra, situado al oeste de Lisboa, donde varios palacios atraen a turistas del mundo entero.
«Ante la gravedad de la situación meteorológica prevista hasta finales de la semana, es fundamental observar una máxima prudencia», declaró el primer ministro portugués, Antonio Costa, el lunes, un día antes de que las temperaturas superen este martes los 40 ºC en gran parte del país. Todavía con el recuerdo de los incendios de 2017, que dejaron un centenar de muertos, el gobierno portugués declaró un «estado de contingencia» por lo menos hasta el viernes, para facilitar la movilización de los servicios de emergencia y aumentar sus competencias.
Como señal del peligro, un fuego que quemó 2.000 hectáreas en Ourém (centro) desde el jueves y que había sido contenido el lunes, se reactivó la mañana del martes.
PERSONAS VULNERABLES
La ola de calor afectaba también Francia, donde el martes las temperaturas llegarían a entre 36 °C y 38 °C en el suroeste y en el valle del río Ródano, con picos posibles de 39 grados centígrados. La agencia francesa Météo France espera una ola de calor que dure al menos de «ocho a diez días», con sus peores momentos entre «sábado y martes próximos».
Una situación que llevó a la primera ministra, Elisabeth Borne, a llamar al gobierno a movilizarse para enfrentar un fenómeno que «tiene un impacto muy rápido en el estado de salud de la población, en particular de las personas más vulnerables».
La ola de calor debe propagarse a otros países de Europa occidental y central. En el Reino Unido, la agencia meteorológica (Met Office) emitió un alerta naranja ante el posible «calor extremo» a partir del domingo.