Los diputados aprobaron el uso de estos fondos aunque ya terminó la emergencia. Foto La Hora/Congreso

Con los agravantes de premeditación, nocturnidad, alevosía y ventaja, la mayoría de diputados aprobó en una sola sesión el mayor presupuesto en la historia de la Nación, impidiendo desde la misma Comisión de Finanzas del Congreso una amplia y sana discusión de esa herramienta que regula el gasto público en el país. Desde ayer se sabía que tenían los votos suficientes para lograr la aprobación, luego de que se hicieron los arreglos correspondientes para ir comprando voluntades a cambio de los beneficios que se derivarán del mismo Presupuesto para los diputados que, sin chistar, dieron su aprobación.

El presupuesto es un instrumento técnico que la mayoría de la población no llega nunca a conocer, pero se supone, al menos así es en las democracias, que sus representantes lo desmenuzaron para asegurar que se trate de una herramienta de inversión que beneficie a la población. En nuestro caso eso no sucede pero antes por lo menos se guardaban las apariencias de un debate abierto, cosa que en esta ocasión no ocurrió porque ni siquiera los miembros de la Comisión de Finanzas que no formaban parte del arreglo articulado entre Ejecutivo y diputados pudieron participar de un análisis somero de ese proyecto que dispara el gasto público a niveles sin precedentes.

Se trata de un presupuesto desfinanciado que requiere de mayor endeudamiento porque la relación entre los ingresos fiscales y el gasto muestra diferencias enormes. Pero lo más grave es que el país se está endeudando para cubrir su corrupto funcionamiento y no para realizar inversiones.

Es como aquel jefe de familia que se endeuda para comer y pagar servicios básicos sin que sus ingresos mejoren o tengan perspectiva de mejorar. Obviamente llegará el momento en que no tendrá cómo pagar la deuda porque a falta de ingresos ello se vuelve imposible. Pero el asunto se agrava si ese jefe de familia, además, usa el dinero para parrandear o dilapidarlo en vicios y eso es lo que le ocurre a Guatemala cuando la buena parte del supuesto “gasto” se va en corrupción que únicamente beneficia a los políticos y a sus socios que se reparten un jugoso pastel.

Si aprobar un presupuesto como se hizo anoche siempre será repudiable por la falta de transparencia y abuso de una mayoría comprada, mucho más cuando los efectos de la pobreza fueron evidenciados por las correntadas de agua y lodo que dañaron a cientos de miles de personas en el país luego de las dos tormentas que pusieron a los más pobres de Centroamérica en lamentable y dolorosa condición.

Redacción La Hora

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