Quienes se vieron terriblemente afectados por el Amparo que dictó la Corte de Constitucionalidad luego de la investigación de la FECI que evidenció la forma en que Gustavo Alejos estaba manoseando la elección de magistrados, han dispuesto unificar criterio para definir una hoja de ruta que “resuelva” el problema. El consejo es escoger con pinzas entre los listados que prepararon las Comisiones de Postulación influenciadas por Alejos, y que sea la mayoría de diputados que se aliaron gracias a los buenos oficios del mismo Alejos, de Sandra Torres, de los leales a Mario Estrada y del oficialismo, la que haga esa “cuidadosa elección” para integrar CUANTO ANTES, las nuevas Cortes, afirmando su “compromiso” de que después de eso van a trabajar para reformar el sistema y cambiar la forma en que se eligen magistrados.

Entre los que más insisten en esa propuesta están aquellos que habían aceptado que cometieron delito en el financiamiento electoral ilícito y ofrecieron someterse a la majestad de la ley, pero antes de hacerlo movieron sus influencias y lograron unificar sus intereses con los de los diputados para despenalizar el financiamiento electoral, dando nueva vida y nuevas alas a su eterna actividad de cooptación y captura del Estado.

Sería de lo más ingenuo del mundo pensar que, electas las nuevas Cortes, los grupos que se benefician con la impunidad van a deponer su actitud y se van a comprometer en una reforma que apunte, precisamente, a que se termine el manoseo de nuestro sistema de justicia que resulta tan rentable para muchos. Una vez electos los magistrados que ya fueron escogidos para que sean quienes se encarguen de ir sepultando uno a uno los casos que se iniciaron desde el 2015 cuando la CICIG y el MP destaparon la olla de la corrupción, nadie volverá a mover un dedo para que se cambie el modelo y eso lo tiene que saber hasta el menos profundo de nuestros analistas porque es obvio el beneficio enorme que un sistema podrido significa para seguir la fiesta.

Fiesta que no ha terminado ni va a terminar porque acá son muchos los que están felices de que, expulsada la CICIG, se puede volver a las viejas y lucrativas prácticas.

Lo importante es entender que si ya llevamos varios meses con los mismos jueces y la legalidad de sus resoluciones no puede cuestionarse, por qué tenemos que correr ahora haciendo que un Congreso, que ya se pintó de cuerpo entero, haga a la carrera la elección. Y creer que hecha esa elección vendrá la reforma es la mayor estupidez.

Redacción La Hora

post author
Artículo anteriorSí que es posible morirse de amor
Artículo siguienteIrlandesas Farrell y McNamara ganan Pritzker de Arquitectura