El asesinato el pasado 6 de diciembre del alcalde de Masagua, Escuintla, Nelson Marroquín, atacado a tiros durante la celebración de un desfile navideño en esa localidad, viene a sumarse a otros casos en los que han perdido la vida o han sido atacados otros jefes de Ayuntamientos o sus familiares en los últimos dos años. Lamentablemente no hay muchos detalles en ninguno de esos casos que se han dado y pese a la cantidad de testigos presentes durante ese último crimen, ni la Policía Nacional Civil ni el Ministerio Público reportan algún avance.
Es un hecho que hay una serie de mafias que operan en distintas regiones del país, algunas vinculadas con el narcotráfico, otras con la corrupción y también se observa presencia de las pandillas en muchos sitios, pero el hecho de que en dos años sean al menos siete los casos en los que han perdido la vida jefes ediles, obliga a buscar qué está ocurriendo en muchos de nuestros municipios. No puede ser que entre 2024 y 2025 se reporten tantos casos en los que alcaldes han sido víctimas de fatales atentados y que no exista ningún avance ni alguna pista sobre qué está ocurriendo.
Las Municipalidades de todo el país manejan cuantiosos fondos y muchos de los alcaldes, para ser electos, han tenido que hacer arreglos como los que suscribe la mayoría de políticos con los poderes ocultos para financiar sus campañas. Es de suponer cuáles son los compromisos que tienen que adquirir para recibir esas “donaciones” que permiten sufragar sus necesidades en la búsqueda de votos que los lleven a los cargos y ello puede ser un factor en esa situación que comentamos, aunque no se puede descartar que en algún caso -al menos- ello sea producto de que pusieron resistencia a la realización de los acostumbrados negocios sucios.
Es preocupante que con lo que estamos viendo como una tendencia, cada vez sea menor la cantidad de gente decente y con vocación de servicio que se postule para cargos de elección popular, sobre todo si no hay forma de desentrañar qué está ocurriendo y cuáles son los motivos atrás de cada uno de esos ataques mortales.
La depuración de nuestro sistema administrativo reclama acciones firmes en la investigación de crímenes como el ocurrido el sábado en Masagua puesto que es la única forma en que podremos tener la esperanza de que aumente el número de personas decentes que se quieran comprometer en el servicio público, no para robar sino para atender en realidad las necesidades de la gente y ello será imposible si persiste la nebulosa alrededor del asesinato de tantos jefes ediles.








