Editorial 08122025
Foto La Hora: ASPA en Facebook
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El año entrante será vital en términos de la justicia en el país, pues tanto el Ministerio Público como la Corte de Constitucionalidad deberán reconformarse de conformidad con la ley, además de otras instituciones del Estado en donde también deberá haber relevo, como el Tribunal Supremo Electoral. Pero el tema de la justicia es digno de la mayor atención porque es obvio que desde hace meses las “organizaciones gremiales” que responden a turbios intereses, están sosteniendo reuniones con conocidos aspirantes a postularse y todo gira alrededor de negociaciones en las que lo que se pacta no es el rescate de la justa, pronta y cumplida justicia, sino la serie de oscuras acciones que desde los estrados se pueden armar para alentar y hasta asegurar la impunidad.

Hay magistrados que sin empacho ni rubor aparecen en eventos públicos con grupos que participarán en las decisiones de la academia, reuniéndose con personajes de los que han conformado esa tenebrosa estructura de poder que se convirtió en suprema autoridad en Guatemala, ejerciendo el más absoluto poder en las diferentes instancias de la justicia. Aquella idea, romántica y al final medio ilusa, de que había que darle a la Academia poder para influir en la postulación de magistrados y otros cargos importantes, terminó siendo un fiasco porque las elecciones en los colegios profesionales dejaron de ser con base en la capacidad y la ética de los aspirantes, corriendo millonarias sumas en convivios y parrandas donde se fraguan los pactos.

No digamos el tema de muchas universidades, que al principio eran únicamente tres privadas, con prestigio, y que ahora son un reguero que se han ganado la fama de universidades de “garaje” porque fueron constituidas para hacer negocios y tener vela en el entierro de la justicia en el país. Hasta la San Carlos, Universidad nacional autónoma que tuvo rectores de enorme prestigio con quienes la comunidad académica se mostraba orgullosa, paró en lo que hoy tenemos luego de una sucesión de personajes oscuros que precedieron al actual titular de la Rectoría que supera -por mucho- a esos que le antecedieron.

Las parrandas no ocurren únicamente en la capital, sino en todas las ciudades importantes donde hay miembros de los Colegios profesionales involucrados en este juego tenebroso. Y repetimos que no hay una reunión en la que se aborden temas como el rescate de la justicia porque, al contrario, lo que se está negociando es mantenerla cooptada. La negociación gira alrededor del compromiso con la impunidad y con la persecución penal de aquellos que cuestionan al podrido sistema.

El descaro no puede ser mayor porque ya se perdió por completo la vergüenza y, tristemente, demuestran que los malos son más efectivos que los buenos.

Redacción La Hora

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