Editorial 28112025
Raúl Rocha fue nombrado Cónsul Honorario de Guatemala en Toluca, México, nada más y nada menos que por Alejandro Giammattei. Foto La Hora: Raul Rocha Cantú / Alejandro Giammattei. Diseño La Hora: Franciso Roberto Altán
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Tras lo ocurrido en el último concurso de Miss Universo en México surgieron abundantes informaciones de los extraños vínculos del presidente y dueño del negocio de Miss Universo, Raúl Rocha, pues la fiscalía mexicana indicó que se le investiga por presunto tráfico de armas, combustibles y otros ilícitos, tema que según algunos medios se viene comentando desde hace mucho tiempo. Y resulta que Raúl Rocha fue nombrado Cónsul Honorario de Guatemala en Toluca, México, nada más y nada menos que por Alejandro Giammattei, quien desde luego tuvo que tener el visto bueno del Jefe de Jefes.

En ese tiempo el canciller era Pedro Brolo y el Embajador en México era Mario Búcaro quien, “casualmente”, pasó a ser Ministro de Relaciones Exteriores pocas semanas después de que Guatemala decidiera “honrar” a Rocha con el nombramiento como Cónsul de Guatemala, lo que hace pensar que el arreglo inicial iba mucho más allá del simple cargo honorífico para el empresario mexicano. Es tal su relación con Búcaro que actualmente es el CEO -Director Ejecutivo- del concurso de Miss Universo, en el que resultó ganadora una joven mexicana que, de nuevo “casualmente”, es hija de un amigo y socio de Rocha.

El poder del crimen organizado ha ido aumentando considerablemente en Guatemala. Todo el entramado que se empezó a armar para facilitar la corrupción abrió de par en par las puertas de nuestras instituciones para que además de los corruptos que negocian mediante mordidas, pudieran entrar y convertirse en piezas importantes los dirigentes del narcotráfico que han ganado mucho terreno y se aprestan para consolidar su poder absoluto en las próximas elecciones, sabiendo de qué pie cojean muchos de nuestros políticos para los que los pactos con el diablo son parte de los oficios cotidianos.

No podemos ver este caso como algo aislado sino como una prueba de lo fácil que resulta para esos poderes no tan ocultos, llegar hasta las más altas autoridades. Imposible saber cuál fue el trato entre Rocha, Giammattei y su mero Jefe, pero lo cierto es que hasta logró que fuera investido como Canciller quien lo había propuesto para ser Cónsul Honorario de Guatemala, lo que sin duda sirvió para facilitar esos negocios que ahora son investigados por la fiscalía de México.

Y sabrá Dios cuántos casos similares se han dado en nuestro país a lo largo de todos estos años en los que los gobernantes están centrados en amasar fortuna y no en cumplir con sus obligaciones constitucionales y velar por el bien común de los guatemaltecos. El deterioro institucional sigue y se agrava, lo que permite más capacidad de maniobra, al punto de que no sería nada raro que el próximo gobernante no sea puesto por las mafias de la corrupción sino directamente por los capos.

Redacción La Hora

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