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Uno de los axiomas más absolutos que hay en la vida es que toda acción (o inacción) tiene consecuencias y en eso tenemos que pensar ahora que estamos a punto de iniciar un año que será decisivo en la vida nacional. Para bien o para mal, lo que ocurra en el 2026 con los temas de la Corte de Constitucionalidad, el Ministerio Público, el Tribunal Supremo Electoral, la Contraloría General de Cuentas, Banco de Guatemala y la Superintendencia de Bancos va a significar mucho en la vida nacional y por ello es que si actuamos o dejamos de actuar, el comportamiento colectivo de los guatemaltecos marcará las consecuencias.

El caldo de cultivo que sirvió en bandeja a los grupos criminales el control del poder político y judicial en Guatemala fue la indiferencia de los chapines que, luego de haber visto hasta dónde habíamos llegado en materia de corrupción, nos llevamos un quebrón de cara eligiendo al que se decía ni corrupto ni ladrón, pero resultó peor que sus antecesores aunque, necesario es decirlo, sin llegar al colmo de su sucesor. El saqueo del Estado, causante del abandono de la obligación de velar por el bien común y la promoción del desarrollo humano, hizo que la población se desentendiera del asunto y se concentrara en lo suyo, con el agregado de que los migrantes que se fueron del país por esa pobreza (en algunos casos) y falta de oportunidades (en otros), generaron remesas que han sido el motor de la economía de consumo nacional.

Pero hemos llegado a un punto crítico en el que nos jugaremos el todo por el todo. No caben medias tintas ante lo que se avecina, pues está visto que los grupos mafiosos están dispuestos a todo para impedir que pueda haber algún cambio que les impida seguir gozando de la impunidad tan amplia que ahora les protege. Y si triunfan, aprovechándose de la indiferencia de la población o de su temor a tomar partido, las generaciones actuales y futuras de guatemaltecos pagarán terribles consecuencias que ahora, ante la creciente dificultad para migrar a Estados Unidos y mantener desde allá a sus familias, alcanzarán proporciones dramáticas.

Insistimos, por enésima vez, que el Presidente de la República, electo por un mandato para que fuera pieza clave en la lucha contra la corrupción y la impunidad, sepa convocar a todos los sectores de la sociedad, entendiendo que la falta de acción tendrá fatales consecuencias para nosotros y para nuestros hijos. Nos jugamos el todo por el todo con esos procesos de postulación y designación ya señalados y así como lo saben y entienden los grupos criminales, lo debemos saber y entender los ciudadanos que estamos hartos de ver cómo se hunde la Patria.

Redacción La Hora

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