Transporte público accidentado
Así quedó el bus que colisionó contra un auto tipo sedán en el km 34.8 en ruta Interamericana. Foto La Hora: Bomberos Municipales Departamentales.
0:00
0:00

Vivimos en un país donde cuesta que avance la cosa pública y en el que se repiten -una y otra vez- situaciones que todos lamentamos, pero que nadie está dispuesto a corregir. Esta mañana otro bus extraurbano se accidentó, ahora en el kilómetro 34 de la Ruta Interamericana, con un saldo de más de 50 personas heridas, entre pasajeros de la unidad de transporte y quienes viajaban en un auto particular. Si el término accidente implica que el evento puede haber sido causado por riesgos no reconocidos o no abordados, acá debemos buscar ya otra palabra para calificar esos constantes choques que se viven en nuestras carreteras, pues los riesgos no son abordados por ninguna autoridad.

Hoy fue un bus, los días pasados fueron furgones que dañaron infraestructura a lo que debemos sumar accidentes que complican el desarrollo cotidiano del guatemalteco y a los que, lastimosamente, ya nos acostumbramos como ver llover.  

Nadie, ni las autoridades que otorgan las licencias profesionales para los conductores o las que se extienden para las unidades que prestan servicio público, o las obligadas a regular el tránsito, hacen mucho para empezar a poner orden a fin de garantizar seguridad tanto a los usuarios de los buses extraurbanos como al resto de personas que transitan por las vías públicas. Accidente es algo que ocurre ocasionalmente y por situaciones inesperadas, pero aquí ya esos encontronazos no tienen nada de inesperados.

Hay infinidad de asuntos de vida o muerte que debieran abordarse con seriedad mediante la implementación de medidas y leyes que regulen el comportamiento de quienes, además, se benefician del régimen de impunidad que hay en el país. Las víctimas, si acaso, reciben una “compensación” que realmente no compensa, la pérdida de vidas humanas o lesiones que dejan marcado para siempre a alguien. El Estado de Guatemala muestra en muchos sentidos su ineficiencia y el tránsito mortal es uno de ellos, puesto que hemos visto que tanto en el trámite de licencias para manejar como para operar en el servicio extraurbano y hasta el exceso de velocidad, todo gira alrededor de la mordida y quienes quieren enfrentar esa mafia, se topan con el hueso colorado del crimen que opera ese negocio.

Los efectos de los vicios causados por los que tienen el control de las instituciones van más allá de rellenar maletas con dinero mal habido; son muchas las consecuencias que son realmente de vida o muerte y que no encaramos, ya que es obvio que los objetivos del ejercicio de los cargos distan mucho de la promoción del bien común.

Indigna que cada poco tiempo tengamos que informar sobre penosos percances viales que ya no son para nada accidentales, pues son producto de la ineficiencia de la autoridad para imponer orden en cosas tan sencillas como el tránsito.

Artículo anteriorCaso Melisa Palacios: Defensa denuncia a jueza Carol Berganza y busca que sea separada de proceso
Artículo siguienteGuardia de seguridad fallece tras ataque armado en Alotenango, Sacatepéquez