Todos hemos vivido en nuestra vida momentos críticos, pero lo que le tocó esta semana al Presidente Bernardo Arévalo es en verdad tremendo; estando aún de viaje tras visitar al Papa León XIV, se enteró del escándalo de la fuga masiva de pandilleros de una de las cárceles del país, lo que ya provocó cambios radicales en el Ministerio de Gobernación, tema que de por sí hubiera sido suficiente para quitarle la paz mental. Pero ello fue apenas el inicio, pues se vinieron otros sucesos que han evidenciado que los esfuerzos por salir de él y de su gente no han, en absoluto, terminado.

La Fiscalía Especial Contra la Impunidad soltó la “bomba” de un caso que no por pobremente armado deja de ser evidencia de que, al acercarse el final del período de la Fiscal Consuelo Porras, irán con todo para lograr lo que no pudieron hacer luego de la sorpresa que dio la primera vuelta de las pasadas elecciones y que colocó a Bernardo Arévalo como serio contendiente por la Presidencia. El llamado caso UNOPS, relacionado con el acuerdo que se suscribió con esa entidad de Naciones Unidas para el abastecimiento de medicinas, fue anunciado con bombos y platillos, a pesar de que las “pruebas” no parecen ser tan consistentes.

Con una diligencia que no se ha visto en la investigación de la corrupción que hubo en los gobiernos de Jimmy Morales y Alejandro Giammattei, quienes designaron a Porras para ser Fiscal General, se lanzó toda clase de “porquería” sobre ese acuerdo que, como ocurrió cuando en el gobierno de Giammattei la UNOPS abasteció al IGSS de medicamentos, fue una respuesta a la crisis que provoca el llamado mercado de las medicinas, controlado por unos cuantos que mantienen los precios altos de toda la región. Con argumentos “legales” muy cuestionables, se mostró una Fuerza y Firmeza que no han tenido en casos que involucran a figuras como la del mero Jefe de Jefes durante el gobierno de Giammattei.

Esas dos crisis hubieran bastado para que Arévalo viva la más amarga semana en el ejercicio del poder, pero para cerrarla con broche de oro el Ministerio Público logró que el juez que lleva el caso Semilla resuelva que ese partido nunca existió y que, por lo tanto, los que fueron postulados por la “inexistente” organización no pueden desempeñar los cargos porque su ese juez considera su elección como plenamente nula. Situación que legalmente no parece tener viabilidad jurídica, pero que se suma a la ofensiva que tienen aquellos que quieren afectar el ejercicio democrático.

En el cierre de la semana, Arévalo ha repudiado las acciones del Ministerio Público directamente, pero falta ver si esta arremetida termina por provocar, al fin, que se convoquen a los sectores para dar paso al cambio y reformas necesarias, a quien, desde que entró a la segunda vuelta, se convirtió en objetivo de la fuerza y firmeza que el MP reserva solo para cierta gente.

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