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El anuncio formulado ayer por Estados Unidos, declarando a la Pandilla o Mara 18 como organización terrorista, tiene implicaciones en Guatemala, país en donde ese grupo formado en la Calle 18 de la ciudad de Los Ángeles, California, desarrolla intensa actividad y varios de sus miembros operan desde el sistema penitenciario, como se explicó recientemente tras los motines que ocurrieron en algunos presidios. Esa declaración significa leyes más duras y cooperación internacional para combatirla, con un marco legal más severo que da facilidades para el control policial y militar, así como la confiscación de bienes, aunque algunos debaten si ello puede generar abusos de autoridad al ampliar el poder del Estado.

En el Congreso de Guatemala se produjo una inmediata reacción con un grupo de diputados proponiendo que el Estado de Guatemala también declare como terrorista a la Mara 18, mientras otros criticaron la iniciativa señalando que la misma estaba propuesta por parlamentarios con vínculos con ese tipo de organizaciones. El caso es que, sin lugar a dudas, la declaración de Estados Unidos tiene repercusiones en nuestro país porque es uno de los que mayor presencia tiene en esa agrupación y sus actos repercuten de manera cotidiana en la inseguridad y la extorsión.

La historia de la Mara 18 se remonta a los años sesenta del siglo pasado, cuando se organizó un grupo contrario a la Mara Salvatrucha -de la calle 14- , la que no permitía reclutar más que a mexicanos, mientras que la 18 abrió su espacio para centroamericanos, muchos de los cuales regresaron a sus países y organizaron grupos locales especialmente en Guatemala, El Salvador y Honduras. En El Salvador se creó una prisión de alta seguridad para recluir a los pandilleros y se limitaron las garantías para apresarlos sin mayor trámite, aunque se ha denunciado que en algún momento hubo un pacto entre líderes de esas agrupaciones y el equipo del presidente Bukele.

El caso es que Guatemala tiene un serio problema con las pandillas que operan con mucha libertad, aún siendo dirigidas desde los centros de prisión de donde salen la mayoría de extorsiones y órdenes de ejecución que han cobrado muchas vidas, acciones que de alguna manera son facilitadas por la ausencia o complicidad de la autoridad.

Estados Unidos está tomando acciones inéditas en cuanto al uso de la fuerza contra grupos del narcotráfico y de las pandillas, como se puede ver con el hundimiento de varios barcos venezolanos y ahora con la declaración hecha contra la Mara 18 que opera no únicamente allá y en Centroamérica sino hasta en Europa.  Ahora está por verse cuál será el efecto inmediato y directo que tal decisión política tiene y sus consecuencias en nuestro país.

Redacción La Hora

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