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El presidente de la ANAM fue criticado por La Hora simplemente porque cuando se le preguntó qué mecanismos de transparencia había para asegurar que no se hiciera mal uso de los aportes a los Consejos de Desarrollo, su cínica respuesta fue que para eso está la Ley de Compras y Contrataciones del Estado. Todos saben que esa ley no ha sido, sino una tapadera para encubrir y facilitar la corrupción que ha campeado en el sector público, incluyendo desde luego no solo al gobierno, sino a las Municipalidades y los Codedes.

El punto de La Hora ha sido categórico a través del tiempo respecto a la necesidad de reformar los Consejos de Desarrollo que fueron copados por las mafias (entre ellas las de los diputados) para que el dinero, en vez de promover desarrollo de las comunidades, fuera a rellenar maletas de pisto mal habido que guardan sigilosamente muchos funcionarios y contratistas. Criticamos seriamente al gobierno de Arévalo por haber facilitado el incremento multimillonario de fondos a los Codedes a sabiendas de cómo funcionan y para qué sirven.

Nuestra letanía ha sido que el pueblo emitió un mandato clarísimo en las urnas para erradicar la corrupción y lamentamos que el mismo no haya avanzado en la proporción deseada, lo cual no es únicamente resultado de la poca iniciativa del gobierno sino de las estructuras corruptas que controlan los poderes legislativo y judicial, el Ministerio Público, así como muchas municipalidades y los Consejos de Desarrollo. La corrupción está regada por todos lados y mientras no cambiemos los mecanismos para agilizar el gasto con transparencia y supervisar el gasto público, los largos seguirán haciendo su agosto, pues tienen la mesa servida con una legislación totalmente inútil.

Llevamos años señalando la manera en que fueron tergiversados esos consejos departamentales y locales creados para promover desarrollo en las comunidades, pero que desvían multimillonarios fondos para beneficios particulares, dejando, por un lado, su real obligación. Asignarles más fondos nos parece un pecado de lesa humanidad, sobre todo cuando vemos que la falta de desarrollo en las comunidades ha generado esa migración tremenda que ahora es objeto de políticas más duras, después de que el nuevo gobierno de Estados Unidos calificó a todos los migrantes como ladrones, asesinos o violadores, sin hacer diferencias que no todos son delincuentes y sin matizar el enorme aporte que hacen a la economía de ese país, no digamos a la de Guatemala que subsiste, en buena medida, por ese esfuerzo.

Lo menos que podemos hacer para pagarle su extraordinario esfuerzo que hacen los honrados que invierten, a la gente que trabaja y se esfuerza y a los que migran buscando algo mejor, es trabajar para que el dinero del pueblo sea usado en beneficio de la gente y no de unos cuantos largos que se dedican a la política no para servir sino para servirse.

Redacción La Hora

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