Ayer se conoció que el ex alcalde de Cuilapa, Santa Rosa y excandidato del partido Vamos para ser reelecto, Esvin Fernando Marroquín Tupas, decidió aceptar los cargos de narcotráfico que se le formulan en Estados Unidos y que dieron lugar a que fuera enviado a ese país en el año 2023, luego que tribunales norteamericanos pidieran su extradición. No es el primero, ni será seguramente el último, de los casos de funcionarios involucrados en trasiego de estupefacientes, pero el suyo es especial por dos detalles: uno es que en enero de aquel año, hablando de su afinidad con Giammattei dijo: “Uno tiene que estar con la teta que tiene leche y aquí la que tiene leche es la del señor presidente”; pero también por el hecho de que es uno de los “miles de casos” de narcos no investigados por el Ministerio Público.
Lo de la “teta que da leche” podría entenderse cómo algo que le pudo haber dicho Miguelito o resultado de que él andaba en busca de dinero y ese sí que tenía, en abundancia, Giammattei. Lo cierto del caso es que en nuestra política todo gira alrededor de esa leche que se genera con el dinero de los impuestos y con tal de obtener votos no importa si quien puede aportarlos o recibirlos está embarrado absolutamente en el narcotráfico. El otro punto es crucial ahora que el Ministerio Público se quiere dar baños de pureza presentándose como el adalid de la lucha contra los cárteles de la droga, esos que según la Fiscal General de Estados Unidos, gozan de apadrinamiento de los altos poderes en Guatemala, Honduras y México.
En efecto, según los cargos formulados en su contra y ahora aceptados plenamente por el exalcalde Marroquín, sus operaciones de narcotráfico datan, por lo menos del año 2015, es decir que durante los últimos años de Thelma Aldana y los primeros seis años de gestión de la Fiscal Consuelo Porras él estuvo operando tranquilamente, enviando o recibiendo droga a Colombia, Ecuador, Panamá, Costa Rica, México y otros lugares. En su acusación no se menciona a Venezuela, país que según Pam Bondi es el mero nido de las operaciones de tráfico de cocaína.
Marroquín Tupas, a quien en su pueblo conocen como “Kaka Rala” nunca fue molestado por la Fiscalía de Delitos de Narcoactividad hasta en julio del año 2023, cuando simplemente acompañó a elementos de la Policía Nacional Civil para realizar su captura a fin de atender el pedido de extradición de los Estados Unidos.
Si alguna teta da leche en abundancia en este país, sin duda, es la de la narcoactividad que salpica por todos lados, sin fijarse en la posición política o social de quienes se puedan subir al barco a cambio de enormes raciones.
Esa narcoactividad, que se mezcla con la narcopolítica y con la narcojusticia, es sin duda, el enorme reto del siglo para los guatemaltecos honrados y comprometidos con una Guatemala mejor.