Instituto de la Víctima Guatemala
Foto: Instituto de la Víctima / Envato. Arte: Alejandro Ramírez/LH.
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La doctora y máster en ciencias forenses, Rebeca González Leche, profesora universitaria y experta en victimología que ha dedicado su vida al tema de la atención a las víctimas para brindarles asistencia que garantice la justicia y reparación pertinente, fue la inspiradora del Instituto para la Asistencia y Atención a la Víctima de Delito, que fue finalmente aprobada por el Congreso luego de años en los que la profesional insistió en el tema. Ahora ha sido nombrada Directora de la institución, tras la captura de Ligia Hernández, acusada en el caso Semilla, situación que la forzó a dejar el cargo.

La doctora González Leche informó que “nunca imaginé el Instituto de la Víctima como lo vine a encontrar”, frase lapidaria que evidencia la forma en que fue destruida esa institución cuando fue puesta al servicio de las mafias al quedar bajo la dirección de Alejandra Carrillo, guatemalteca sancionada en Estados Unidos por corrupción, tras el papel que desempeñó en el manoseo de las Comisiones de Postulación para controlar el sistema de justicia. Lejos de dedicarse a su objetivo esencial, la atención a las víctimas, el Instituto sirvió para dar empleo a miembros de las mafias, a sus recomendados o parientes, dentro del esquema utilizado para copar las postuladoras para magistrados de las Salas de Apelaciones y la Corte Suprema de Justicia.

Esposa del diputado Felipe Alejos, Carrillo fue señalada en el Instituto por el manoseo de las plazas con el único y determinado fin de pagar favores en el marco de los juegos de las llamadas Comisiones Paralelas que fueron determinantes (y lo siguen siendo) en los procesos para designar a los encargados de la administración de la justicia.

Tiene que ser un tremendo desencanto el haber trabajado tantos años para lograr que, finalmente, se atendiera su planteamiento académico, en el sentido de que el país necesitaba un instituto que se encargara de atender a mujeres víctimas de violencia, y luego toparse con el fruto del “trabajo” realizado por Carrillo durante dos gobiernos en los que gozó de esa posición. Por cierto, tal es la influencia que tiene en el organismo judicial, que cuando fue destituida del cargo por el gobierno de Arévalo, fue nombrada por la Corte Suprema de Justicia como parte de la llamada Instancia Coordinadora de la Modernización del Sector Justicia.

El desencanto de la doctora González Leche debe ser el desencanto de todos los guatemaltecos porque evidencia cómo, paso a paso, pero con tremenda firmeza, las mafias han ido destruyendo la institucionalidad en el país. Y no lo dice una política, sino una profesora universitaria que dedicó su vida a promover la atención a las víctimas de delito y que, ahora, encuentra que su esfuerzo sirvió para empoderar a grupos mafiosos.

Redacción La Hora

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