Los refranes son más que dichos populares porque generalmente son resultado de la vivencia y el que hoy usamos para titular esta nota editorial es oportuno por la iniciativa de Ley para agilizar la “inversión” de los Consejos de Desarrollo mediante modificaciones a los procedimientos de cotización y licitación. El ponente de la iniciativa, José Carlos Sanabria, repitió varias veces en su entrevista publicada hoy que entiende la desconfianza que hay en sectores de la sociedad porque la corrupción ha campeado en el país, agregando que es natural esa duda dados los antecedentes, agregando que lo que busca el oficialismo es ampliar los montos y reducir tiempos sin eliminar los requisitos de control.
La verdad es que los Codedes fueron víctimas de la generalizada prostitución de la función pública porque se convirtieron en el instrumento para que los diputados distritales pudieran hacer su agosto. Por las razones que ya sabemos, al gobierno se le complicó cumplir con el mandato de reformas indispensables en las estructuras que se vienen arrastrando y ahora se corre el riesgo que estos cambios solo faciliten la forma de gastar el dinero sin que se modifique, en absoluto, la esencia misma de tales Consejos que, repetimos, dejaron de cumplir la función para la que habían sido creados, al convertirse en la caja chica de muchos diputados. Caja chica, por cierto, aumentó jugosamente para este año.
Muchos guatemaltecos no tienen la confianza que muestra el oficialismo al promover esta iniciativa de ley porque sabemos que aunque no se redujeran los controles y la fiscalización, muy poco ha servido para erradicar la corrupción; se comenta que el oficialismo ha llegado a ciertos acuerdos con diputados de otras bancadas para avanzar con algunas leyes, pero la pregunta debe ser cuál es la contraprestación para asegurar cambios sostenibles y así alejarse de las similitudes que hay con la iniciativa que presentó Giammattei en su primer año de gobierno, quien tuvo que recular por la desconfianza que generó en la población.
Sanabria dijo que están dispuestos a conversar con los diferentes sectores, lo cual es totalmente sano y deseable para que se pueda encontrar una fórmula que agilice la inversión pero, por supuesto, que evite el mal uso que se ha convertido en la piedra angular del gasto público. Empezando con una seria reforma a la conformación de los Consejos de Desarrollo que ahora sirven nada más para agrandar la billetera de muchos diputados, así como la forma en que el pueblo pueda recibir el beneficio directo de esas millonarias sumas que se les asignan.
Lo de que en la confianza está el peligro es algo válido, pero mucho más cuando está probado que el sistema está hecho y diseñado para el saqueo inmisericorde de los recursos del pueblo.