Deportaciones desde Estados Unidos han disminuido
El número de deportados ha disminuido, no obstante las detenciones registran un aumento. Foto La Hora/ Diseño Alejandro Ramírez

 

La corrupción en Guatemala se convirtió en un negocio redondo; los ladrones de fondos públicos se los roban arrebatando al ciudadano no solo las oportunidades sino el acceso a servicios básicos como salud, seguridad, educación, justicia, buena infraestructura, medios de transporte y un larguísimo etcétera. Ello provocó que millones de guatemaltecos emigraran a Estados Unidos a donde fueron a partirse el alma para mantener a sus familias enviando remesas lo que, por supuesto, vigorizó la economía nacional, generando aún más plata que robar.

Hoy publicamos un reportaje sobre el efecto que la nueva política migratoria de Trump ha tenido respecto a ese inmenso fenómeno que permitió a tanta gente superar las consecuencias de los malos gobiernos que no hicieron más que robar a manos llenas. Ahora tenemos que entender la urgencia de una respuesta de Guatemala ante los efectos que tendrá que existan menos migrantes, más el retorno forzado de muchos de los que ya vivían en Estados Unidos. El gobierno actual tiene un serio reto porque debe generar un desarrollo humano sin precedentes como respuesta obligada ante una posible crisis nacional que podría vivir al tener que atender con oportunidades a la gente que no migra, más el incierto impacto que pueda generar el impuesto de 1% a las remesas.

Mientras nuestra “justicia” sigue devolviendo los bienes mal habidos a los más descarados ladrones que se armaron a costillas del sufrimiento de tanta gente, el guatemalteco común y corriente necesita una definida política que genere oportunidades, atraiga inversiones extranjeras, incentive las locales y se ofrezcan con calidad servicios básicos. En Guatemala no hemos sufrido ninguna revuelta social a pesar de bastante pobreza porque la migración se convirtió en tabla de salvación y las remesas hasta podrían considerarse algo parecido al opio del pueblo, pues gracias a su constante y creciente flujo, la gente podía atender sus necesidades sin siquiera preocuparse por tanta corrupción.

Ahora todo eso está en juego y no solo el flujo hacia Estados Unidos ha bajado, sino que el retorno de compatriotas deportados aumentará; es más, muchos de los que no han sido arrestados viven prácticamente en la clandestinidad y no es fácil en esas condiciones generar los recursos que sus familias necesitan.

Creemos que estamos ante un posible escenario de emergencia nacional y el gobierno tiene que dar respuesta efectiva a las necesidades de la gente y, de paso, promover el rescate de la justicia para que los ladrones causantes de tanto daño no se sigan riendo de las necesidades del pueblo. Con eso, además se sientan mejores condiciones para inversiones importantes de gente que necesita al Estado de Derecho para poder operar. Mejorar el sistema de salud (donde el robo se convirtió en normal a todo nivel), la educación secuestrada por tipos como Joviel, la justicia secuestrada por las mafias, un MP que se hace de la vista gorda, se vuelve fundamental, así como elevar las condiciones generales de vida y generar esperanza de un futuro mejor entre la gente.

El Estado debe operar mejor y debemos tomar medidas que abren el paso a importantes inversiones que ofrezcan más empleos de calidad. No hay más tiempo que perder y si no se actúa rápido, pronto llegará el llanto y el crujir de dientes.

Redacción La Hora

post author
Artículo anteriorIsrael dice que ha rescatado a 10 familias con 20 niños de secta judía Lev Tahor en Guatemala
Artículo siguienteArévalo: impuesto a remesas es desventajoso para migrantes y economía nacional