
Es indiscutible que nuestro Aeropuerto necesita mantenimiento, como todos los del mundo, y mucho más cuando tuvo tantos años de total abandono por parte de autoridades que no sólo destartalaron las instalaciones sino también dejaron en abandono las condiciones de la pista. Ello obliga, por supuesto, a realizar trabajos de tal magnitud que se tiene que paralizar por varias horas el tráfico aéreo, situación totalmente comprensible y, más que eso, necesaria para garantizar la prestación de un servicio eficiente y seguro.
Ello obliga a realizar trabajos en gran escala que, lamentablemente generan graves complicaciones para quienes tienen programados viajes en el día en que será cerrada la pista. Ayer ocurrió eso y sin duda alguna deben haber sido varios viajeros a los que se les alteró su plan de viaje una vez se anunció el cierre de la Terminal, avisado en un boletín por la Dirección de Aeronáutica Civil dos días antes. Como sin duda alguna esto debe seguir por el bien del mantenimiento, es importante que se avise con la mayor anticipación posible y se use la mayor cantidad de medios al alcance para que el viajero esté enterado.
Aquí es cuando vemos las consecuencias de años de abandono. Vemos que los negocios e intereses alrededor del aeropuerto no han girado en función de lo que es mejor para el país, si no de lo que ha sido mejor para quienes han tenido el poder. Por eso es que la publicidad queda en unos bolsillos sin que el aeropuerto tenga beneficio, el parqueo es otro negocio que genera dudas por decir lo menos y qué decir de los locales y más de los hangares sobre los que se ha hecho un millonario negocio de lo que el aeropuerto no recibe ningún beneficio sustancial.
Rescatar el aeropuerto de Guatemala y estructurar algo integral para Petén debe ser uno de esos acuerdos de país en el que debe privilegiarse el interés nacional sobre el particular. Entender las dimensiones de la podredumbre que dejaron instalada y amarrada mediante vericuetos legales es fundamental.
Hoy vemos las consecuencias de los años de abandono que se sufrieron por efecto de la corrupción, puesto que las autoridades estaban centradas en atender a ciertos clientes “privilegiados”, a muchos de los cuales hasta les daban hangares, mientras la infraestructura quedaba hecha pedazos, situación que necesitamos entender para ver que todos estos polvos son resultado del lodazal que armaron por años quienes dirigieron al país y aeronáutica.
La gente, por supuesto, entiende y valora que se esté dando mantenimiento no sólo a las instalaciones de la Terminal sino también a la pista que había sido dejada en completo abandono. El mantenimiento normal no consume tanto tiempo, pero cuando pasaron tantos años sin que se hiciera absolutamente nada, más que facilitar ciertos trasiegos, obviamente la necesidad de invertir varias horas en el trabajo es totalmente justificada y hasta debe ser aplaudida, aunque es comprensible el malestar de quienes sufrieron ayer las consecuencias.