En la entrevista con Luis Fernández Molina publicada hoy, sobre la importancia de los procesos de integración del nuevo TSE, del MP y la Corte de Constitucionalidad, el exmagistrado dijo categóricamente que hay un diez por ciento que no quiere la democracia y trabajan para mantener atrapadas las instituciones, pero agregó que el problema no es la actividad de los malos sino la pasividad de los buenos. Sinceramente creemos que el columnista de La Hora puso el dedo en la llaga porque es una dramática realidad que esa minoría de malos, operadores y facilitadores de la corrupción, comprometidos con el latrocinio y la impunidad que han impuesto, termina complicando a la mayoría que paga las consecuencias del descalabro institucional que sufrimos.
Hemos dicho varias veces que el saqueo del Estado y el abandono de sus funciones esenciales es causa esencial de la migración y, paradójicamente, las remesas, esas que terminan enviando los que se van del país en busca de las oportunidades que no siempre encuentran en su país, terminan siendo una especie de “opio del pueblo” porque calman toda ansiedad y vuelve a la gente pasiva pues saben que el dinero que recibirán cubre sus necesidades.
Ese mismo saqueo hace más retadoras las inversiones que hacen ciudadanos honrados de todo nivel u origen y que Guatemala tanto necesita para avanzar en la generación de oportunidades.
Pero mientras eso pasa, los esfuerzos por llevar al país a la ruta de la destrucción para allanar más el camino al crimen organizado, son cada vez más evidentes y graves lo que podemos comprobar no sólo con la deplorable infraestructura (puertos y carreteras) construida a punta de corrupción sino en temas como la salud, la educación y la seguridad ciudadana, aspectos en los que las mafias se resisten al cambio. Nuestra indiferencia ante el tremendo daño que hacen los sinvergüenzas y los criminales organizados es lo que no le permite imponerse a esa mayoría de gente que sueña con un futuro mejor, que aspira a una realidad distinta, pero que poco hace a pesar del descaro burdo de quienes tienen el control de las instituciones.
Ayer escribimos sobre el fallo histórico de la Corte de Constitucionalidad rechazando una acción del MP para mantener en la cárcel a un periodista y Fernández Molina hizo una detallada explicación de la importancia de ese órgano supremo del régimen de legalidad y por qué los malos, ese diez por ciento del que habló, moverán todas las pitas habidas y por haber para asegurar el control de la CC, a la que quieren llegar personas como la actual Fiscal General que, con el Rector de la Usac, trabajan para lograr su objetivo.
El pueblo de Guatemala tiene que despertar si quiere salir del atolladero de podredumbre en que nos hemos venido hundiendo a lo largo de los años; en el 2023 hubo un aire con remolino al votar por un candidato que no era parte de las mafias, pero poco a poco esa ilusión se ha desvanecido, aumentando tristemente la indiferencia que se convierte en pasividad.
Creemos que la entrevista a Fernández Molina es un llamado a la conciencia que nos debe provocar una reacción de dignidad, decencia y patriotismo.